martes, octubre 24, 2017

Forlateza y gradualismo

“El hombre puede trepar hasta las más altas cumbres,
pero no puede vivir allí mucho tiempo”.
Bernard Shaw.

"Que mi hermano haya blanqueado era un derecho que le daba la ley y lo hizo dentro de la ley".
Mauricio Macri /23.10.17


"Que haya todavía un 37% de firmes soñadores
por un mundo diferente no es un dato despreciable”.
Víctor Hugo Morales/22.10.17



Sin grandes sorpresas, se cristalizó la impresionante ola amarilla que habíamos adelantado 15 días antes del comicio en Abordajes y el presidente Macri se consolida como líder de nuevo tipo de este 
tiempo nuevo pavimentando el sendero hacia una altamente probable reelección, aunque haría bien 
en reparar un poco hoy en el cenit de su poder en la frase que antecede estos párrafos de Shaw.

http://abordajes.blogspot.com.ar/2017/10/un-fortalecimiento-macrista-bien.html?m=1
).

Presumiblemente también la aparición del cuerpo de Santiago Maldonado no pesó en el voto. Y consustanciado con la lógica PRO, si bien nadie
pedía sobreactuación ni luto -que ya para eso está la consumada actriz al borde del retiro CFK¡-  no hubo mayor recogimiento y el macrismo  
apenas sin globos festejó su gran performance sin más.

Como dice nuestro columnista radial Alejandro Peyrou: «El esquema de pensamiento macrista nunca se conmovió por Santiago Maldonado».

Pasamos en la Argentina como es habitual de los extremos. De sobreactuar y 
sobrereaccionar la loable causa de los DDHH al casi completo desdén por el pasado y la insensibilidad absoluta.

En definitiva, Cambiemos pasó de ganar en 10 distritos en las PASO de agosto 
a 13 este domingo 22.10.

Confinado hasta hace sólo un par de años a una ciudad de Buenos Aires que ha sabido administrar, en el marco de una alianza donde el PRO es primus inter pares, el macrismo se ha expandido a la Nación a partir del 2015, donde a nivel nacional alcanzó un 34% en la primera vuelta
de las presidenciales. Hoy logra el 42% nacional y el anhelado pentágono al imponerse en los 5 grandes distritos del país, algo que como hemos señalado sólo se configuró en el reverdecer democrático de los ochenta
en la añorada primavera alfonsinista de las parlamentarias de 1985.


Sin embargo, a diferencia de ese 85, y tal como fue un activo K cuando el matrimonio presidencial patagónico se pasaba el poder, la fragmentación y debilitamiento de la oposición juegan ampliamente a favor de Cambiemos.

En tal sentido, y en particularidad en ese justicialismo hoy
atiborrado de accionistas minoritarios sin presidente de directorio ni CEO, Cristina Kirchner, la una vez más poco hidalga en una derrota  
apenas admitida, irá languideciendo poco a poco, más allá de que la falta de un par de caudillos de fuste del interior peronista (los «tocados» Schiaritti o Urtubey, por ejemplo) o un Massa aún virando al PJ pero ya expulsado de la carrera presidencial, le sea funcional a esta hora para seguir pujando intestinamente.

Por otro lado, la ex primera mandataria deberá abocarse al frente judicial antes que a otra cosa - en línea con los De Vido, Gils Carbó, Freiler y siguen las firmas-  donde se «articulan» causas serias (lavado, obra pública) con otras endebles (memorándum con Irán, dólar futuro).

Seguramente la soberbia y mal hablada ex jefa de Estado que supimos conseguir trajinará los juzgados federales, pero sea por corporativismo político, sea por funcionalidad al oficialismo macrista, sea por su -aún derrotada- respetable volumen electoral, a nuestro juicio no irá tras las rejas, como debería ser.

Cambiemos, la eventual frágil alianza electoral de 2015 de la mano de representar EL antikirchnerismo, y amalgamar las clases medias urbanas con el típico votante de derecha (cerca del 15%), emergió como un espacio sólido, con gestión y hasta con figuras de recambio electoral
nacional (con los naturales Vidal y Rodríguez Larreta a la cabeza).

Es de esperar que más allá de cierta mayor dinámica tributaria del espaldarazo popular, el Gobierno persista en sus políticas gradualistas que tanto rédito electoral le han dado.

Más allá de ello, consideramos que esa es la vía, no sólo política sino también económica y social más apta para afrontar la tan degradada 
como intrincada realidad social que nos circunda.

Cuando Macri puso el pie en el acelerador =recordar sino el brutal plan de tarifazos para encarar el no menos brutal atraso en lo pagado 
por los usuarios de servicios públicos- le fue mal y la aparición forzada de la justicia le sacó las papas del fuego.

De todas formas, cabe reiterar lo que a nuestro juicio es un triste designio del polarizado presente: pobre país el que nos somete a 
elegir entre kirchnerismo o macrismo.

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