Por Bernardo Poblet
¿Por qué una mujer que genera un fuerte rechazo en una parte importante de la sociedad, mantiene una innegable influencia política?
¿Por qué se le teme? ¿Por qué nadie de su entorno se le anima?
¿En qué sustenta su poder?
Es bueno, creemos, no sacar conclusiones con la última foto sino revisar el proceso, es decir, la película, para entender el porqué de lo que ocurre aquí y ahora.
Todo tiene un principio. Veamos, al menos, una parte de este cuento que, desde luego es conocido. Nada nuevo, sólo un resumen para ver el bosque.
Había una vez, un hombre y una mujer: Néstor Kirchner y Cristina Fernández
El hombre con un deseo ardiente de obtener poder y riqueza sin límites ni tiempos, y una mujer, socia indisoluble. Ambos identificados con idénticas ambiciones. Hace muchos años, desde una lejana provincia patagónica, con astucia política leyeron una realidad social, vieron un espacio para avanzar en los temas de derechos humanos y rémoras de la dictadura, inventaron una historia y, sin ningún escrúpulo, cambiaron de ideología y la ejercieron con la potencia de los conversos. Doce años en Santa Cruz y doce años a nivel nacional siempre en posiciones de mando construyeron un sistema cuya esencia es:
o Por un lado una política social que mantiene el nivel bajo de la gente con subsidios de todo tipo, en la frontera de la pobreza, es decir una manera de domesticar a quienes no tienen recursos–crear lazos de dependencia- y tener bajo control la situación sin atacar sus causas. (No estamos sacando la foto de hoy con la pandemia que agrava la situación).
o Por otro un capitalismo con amigos convertidos en empresarios, desarrollando enormes negocios con el estado: sobre precios y un evidente sistema de retorno de favores.
o Potenciando el gasto, y un estado cada vez más grande, cuna del déficit, burocrático, agobiante y playa de estacionamiento para el desempleo.
o Manteniendo el cáncer de la inflación que los gobiernos utilizan como un impuesto más y que, al destruir el ahorro, estimula el consumismo. Muchos argentinos se enamoraron de esta máquina de generar pobreza porque experimentaban una perecedera sensación de que crecían adquiriendo cosas. Los que pueden acceder saben que el ahorro en nuestro país tiene color verde.
Mucha agua corrió bajo el puente. El jefe político falleció. Ella está sola. ¿Sola?
Han construido una verdadera red ubicando sistemáticamente incondicionales en posiciones claves a nivel país y en el exterior. Inicialmente Jóvenes adoctrinados –ya no son tan jóvenes- con ideas nacional socialistas integrados en una organización -la Cámpora- concentrados inicialmente en la provincia de buenos aires y extendiendo luego su presencia en el Parlamento nacional, en gobernaciones, intendencias, consejos deliberantes; movimientos sociales del conurbano. educación, sectores judiciales, acción social, sindicatos. En el exterior en instituciones de derechos humanos, de educación oficiales y privados. En
el ejecutivo nacional en ministerios: Relaciones Exteriores, Justicia, Interior, Economía, Jefe de los abogados del estado y otros.
En esta telaraña, que con astucia ya está armada y lo que falta, en marcha, radica su fuerza. Quién lo subestima se equivoca, como lo demuestra la realidad. Trabajaron en eso durante más de veinticuatro años, se aceleró al final del período de Néstor y se potenció en el lapso de la señora y con la elección de A. Fernández. No hubo improvisación, es un método rigurosamente aplicado.
¿Por qué son leales a su liderazgo? hay varios grupos: unos que dependen de su poder; si el modelo que ella encarna –-(una organización autoritaria, estado subordinado al gobierno, con instituciones débiles, sin alternancia, cero tolerancia al disenso) fracasa, desaparecen, no son nada sin ella; otros, con raíces marxistas- probablemente minoría- que no tienen peso propio y se unen al proyecto para aprovechar la inercia y trabajar su propia filosofía (caso de Perón con los montoneros, los impulsó y luego los echó porque sabía que venían por él), el remanente del peronismo folklórico que se encolumna detrás del jefe, y jóvenes adoctrinados, convencidos, que compraron el relato; no tienen idea de lo que pasó en los setenta con la dictadura y la guerrilla, idealizada por esta gente.
Algunos se preguntan ¿si el presidente tiene la lapicera y puede firmar órdenes, por qué no se planta? Porque sabe que si toma decisiones no gratas a la ideología de su vice, si esta da la orden, nunca se aplicarán, se diluirán en los niveles medios que son los que operan. No hay gobierno que resista semejante desgaste. Además, observando sus competencias personales y su experiencia profesional, no es un número uno; es y parece sentirse cómodo en el rol de número dos.
Imputados por decenas de hechos y causas de corrupción, sin fortuna familiar y percibiendo toda su vida sueldos del estado, el matrimonio no pudo ni puede explicar el origen de su enorme patrimonio. Su defensa ha sido y es, atacar a los denunciantes, a los jueces que los investigan o a los opositores. Sin embargo, en este contexto, mantiene su influencia casi en un rol de soberana. No es casual. Tiene, sin dudas, fortalezas propias, con sus debilidades, que han hecho que ejerza el poder con absoluta determinación. ¿Cuáles son? Veamos algunas:
• Un modelo mental muy definido y dogmático, sin fisuras en lo que quiere. Obcecada y obsesiva en lograr sus objetivos.
• Nivel de inteligencia intelectual: alto;
• nivel de inteligencia emocional: bajo.
• Vocación y habilidad perversa: es capaz de pasar por encima de quién que se oponga a su decisión, sin que le tiemble el pulso por el daño que produzca.
• Maestra en utilizar el conflicto y distorsionar los hechos y la información –una forma de la mentira- como herramienta política.
• Reaprendió de su experiencia; después de haber perdido el poder, supo conservar la autoridad. Salir de la escena, sacrificando protagonismo para lograr la unidad del peronismo y lograr recuperar el mando.
• Sabe de su debilidad crítica: inestabilidad emocional. Con capacidad de actriz profesional, buena oradora, tiene conciencia que no le alcanza. Jamás asume riesgos de una conferencia de prensa o charla abierta sin red. Cuando habla, se le sale la cadena, no domina sus impulsos. Sin embargo, supo aprender a decir cosas manejando el silencio, la presencia o la ausencia.
• Mantiene “Ir por todo”, pero cuando olfatea el fracaso, cambia el problema, gana tiempo para tomar impulso y retoma el camino.
Aquí ´y ahora sabe que está jugando a cara o seca: la gloria o la cárcel, para ella y su familia. O salir limpia de pesadas causas de corrupción o tener una sentencia de culpables. Nunca tuvo límites éticos en su accionar no los va a tener ahora.
Nos queda un interrogante clave para el futuro: si la Cámpora se consolida en el tiempo, logra gobernar territorios, adquiere peso propio, ¿ocurrirá lo mismo que con los montoneros? Los caudillos arrastran a su tropa pero a veces, la tropa se los lleva puestos. También es un horizonte preocupante para nuestra vapuleada Argentina.
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