Por Horacio Schick
1- Renta inesperada
El Gobierno presentó el proyecto de impuesto a la “renta inesperada”.
Se afirma en primer término que es para “capturar” ganancias de
empresas beneficiadas por la guerra en Ucrania.
La iniciativa, de sólo tres artículos, propone la modificación
excepcional de la ley que regula el Impuesto a las Ganancias, sumando una alícuota adicional que
se cobrará, por única vez, sobre aquellas actividades que hayan registrado una renta
inesperada producto de la suba de los precios, en el nuevo contexto internacional.
El texto más precisamente, apunta a aquellas ganancias “extraordinarias” que no
responden a un incremento de la inversión, sino al efecto del shock
internacional de Capital, aplicable al primer ejercicio cerrado a partir del primer día del mes
inmediato siguiente, inclusive, al de la entrada en vigencia de la ley
Es una ampliación de la alícuota del impuesto a las ganancias para un
número indefinido de empresas.
El texto enviado crea una alícuota adicional del QUINCE POR CIENTO (15 %) del
impuesto a las ganancias, cuando el resultado contable ajustado por
inflación correspondiente al primer ejercicio cerrado a partir del primer día del mes inmediato
siguiente, inclusive, al de la entrada en vigencia de este artículo resulte, como mínimo, i)
superior al DIEZ POR CIENTO (10 %) del total de ingresos de ese período o ii) que el resultado
contable ajustado por inflación correspondiente al primer ejercicio cerrado a partir del primer día
del mes inmediato siguiente, hubiera ingresos, por un porcentaje igual o superior al
VEINTE POR CIENTO (20 %) de aquel que representó en el ejercicio anterior.
En otras palabras la alícuota adicional alcanzará a aquellas empresas
que cumplan con las siguientes condiciones:
Que la Ganancia Neta Imponible o el resultado contable ajustado por
inflación, sean mayores a PESOS MIL MILLONES ($1.000.000.000) en el primer ejercicio cerrado.
Que cumpla con al menos una de estas condiciones: su margen de
ganancia (ganancia contable sobre sus ingresos) sea superior al 10% en 2022, o bien haya
tenido un aumento del margen de ganancia en 2022 en relación al 2021 de, al menos, del 20%.
Si bien se le llama impuesto a la renta extraordinaria, no se trata de
un nuevo gravamen, sino de una alícuota adicional que se cobrará en el impuesto a
Ganancias de las sociedades de capital, y que se aplicará solo sobre el diferencial neto
“extraordinario” con relación a 2021.
Las empresas afectadas en definitiva deberán pagar una tasa efectiva del 50% del
impuesto a las ganancias. (¿Confiscatorio?)
Igual que en Ganancias, se pagarán anticipos, habrá retenciones y
luego los saldos finales el año próximo.
En el mensaje de elevación del proyecto los legisladores oficialistas
invocan los beneficios que ciertos sectores locales obtienen de la guerra en
Ucrania (la expresión real de la brutal y cruenta invasión de Rusia no se utiliza). Dicen: En este
contexto, nos encontramos con agentes económicos que, ante el alza de los precios internacionales, aumentan los precios locales, experimentan un incremento en sus márgenes y obtienen una renta extraordinaria ante la dramática coyuntura mundial. Esto repercute negativamente en la distribución del ingreso de las familias argentinas, impactando con más fuerza en los sectores vulnerables, también afectados fuertemente por la pandemia ocasionada por el COVID-19.
Según el jefe del Palacio de Hacienda, se trata de una “fracción muy
pequeña”, de empresas. En ese sentido, remarcó que en 2021 le hubiera correspondido
pagarla a un 3,2% de las compañías totales.
Guzmán aseguró que “la ganancia neta imponible real tiene que haber aumentado de
forma significativa en 2022 en relación con 2021′′ y que “el resultado
ordinario (el margen de ganancia) también tiene que ser anormalmente elevado en 2022′′, para
que las empresas sean consideradas dentro del impuesto. Como “zanahoria” plantea que tendrán
un descuento de ese gravamen quienes reinviertan esas utilidades inesperadas.
A pesar de invocar en los fundamentos que la creación del impuesto a la renta
inesperada, está relacionada con las consecuencias en la guerra en
Ucrania, el texto del proyecto no menciona el episodio bélico, simplemente habla de
superación de utilidades del año 2022, respecto al periodo anterior, sin especificar que pueda
tratarse de un mejora en el año actual respecto a una baja performance en el año 2021. La
redacción es confusa y de la reglamentación de la AFIP, no se puede esperar algo auspicioso.
En la Argentina ya existe una muy elevada presión tributaria de la
economía, que creció muy fuertemente en los últimos 20 años sobre el sector formal. Sólo
este gobierno ha incrementado o creado desde su asunción más de 20 gravámenes, además
de los preexistentes.
La política correcta frente al estancamiento económico que padecemos
desde el año 2011, sería estimular la inversión y la consiguiente creación de
empleo privado formal, que permanece inalterable desde aquel año, a pesar del crecimiento
demográfico. Este tipo de iniciativas impositivas alejan la inversión y estimulan el éxodo de
empresas y personas físicas.
La Argentina debe retomar la senda del desarrollo económico y social
sostenible. Para ello resulta esencial generar las condiciones para que las pequeñas,
medianas y grandes empresas puedan concretar inversiones que generen empleo y hagan
crecer la producción y las exportaciones. Por eso la creación de nuevos impuestos –como este
‘impuesto a la renta inesperada’- va en la dirección opuesta. En la Argentina ya están en
vigencia 165 impuestos y la carga tributaria sobre el sector formal de la economía es muy
elevada, superando holgadamente el promedio de la región. Es un nuevo macaneo para continuar con la
exacción al sector productivo formal.
El crónico déficit público es una de las causas centrales de la alta
inflación y nuestro subdesarrollo. La sustentabilidad fiscal es imprescindible para evitar
la inestabilidad, que
generan las crisis recurrentes y la elevación continúa de los
impuestos para paliar ese déficit,
ahoga a los sectores productivos, para alimentar un Estado insaciable.
Un Estado que no crea riqueza, pero que se la extrae impúdicamente al sector productivo para
sostener un Estado elefantiásico, que no cumple sus deberes esenciales de brindar,
seguridad, justicia en tiempos razonables, salud y educación pública eficiente.
El nuevo impuesto de aprobarse, lo que es difícil dada la actual
composición de las Cámaras legislativas, contiene un factor inflacionario, dado que las
empresas afectadas sin duda trasladarán los nuevos costos de esta gabela a los productos que
fabrica o comercializa.
Se exorbita la presión fiscal sin medir las consecuencias por parte de
un Gobierno paralizado por las luchas intestinas.
Horas después del anuncio de Guzmán representantes sectoriales y
regionales de la Unión Industrial Argentina manifestaron su preocupación por la posible
creación de una alícuota adicional a los impuestos que pagan las empresas. En la reunión de la
Junta Directiva de la entidad, se analizó “cómo afectará a la inversión un nuevo incremento
en la presión tributaria sobre el sector formal de la economía y el impacto negativo que tendrá
en la actividad y el empleo”.
PARA LEERLO COMPLETO
https://drive.google.com/file/
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