Curiosidades 4 - No hay timbre, no hay puerta, no hay embajada.
Se va la cuarta entrega,
relacionada con el atentado en la Embajada de Israel y Tío Bernardo como protagonista central.
No hay timbre, no hay puerta, no hay embajada
Por Héctor Yemmi
ex productor periodístico de Bernardo Neustadt
La bomba había estallado. Justo me agarró a dos cuadras, iba a llevarle algo a la esposa de Berni. En un taxi. Cuando llegué era todo lo que sabemos . Y más. Pasaron unos minutos y entraron los autos del Ministerio con Manzano y algún otro, los periodistas éramos un montón y yo tenía un extra de impunidad… trabajaba con Neustadt. Sólo se escuchaba un rumor de los posibles atacantes y la palabra clave en esos primeros minutos era: IRAN.
Lo llamé a Bernardo tratando de explicarle algo que no me dejó. “Pusieron una bomba en la embajada de Israel… “ dije. “Tóquele el timbre al Embajador y dígale que me llame..”.
“ No, no, Bernardo no hay timbre, no hay puerta , no hay Embajada….”. Bernardo no entendía.
Ese martes teníamos programa y me dediqué a buscar testimonios, era muy fuerte, tanta confusión y yo pidiéndole a alguien que asista a un programa de TV. Cerré a Manzano y algún otro y la palabra volvía y volvía. Irán.
En la Embajada de Irán me atendieron y cuando me dí a conocer me pasaron con un tal Moshe Rabani, agregado cultural. Me impresionó, de entrada, la pregunta del origen de mi apellido. Luego me dijo que querían hablar conmigo personalmente y me pasaron a buscar por Defensa y México. Me llevaron en un Mercedes negro, los dos tipos ni me hablaban y se podía apreciar, sin saber el idioma, que estaban alegres, mientras escuchaban la radio con el volumen alto. El mismo clima que se vivió dentro de la embajada, me hicieron esperar y conocí a Moshe Rabani. Me dijo que asistiría, me pidió que no debería haber mujeres para recibirlo. Si me ayudó el Ministerio del Interior Argentino aun no lo sé.
Nunca pensé que el tipo, que al aire en Tiempo Nuevo dio su única nota, horas más tarde se iría del país para no volver…
Lo que pasó dentro de la Embajada me lo reservo, más por temor que por otra cosa. Estuve una hora, al menos, muy fuerte.
Llegué a la oficina, llamé a Bernardo y le explique que venía Moshe Rabani, era un logro, y me dijo que no sabía quien era. Cosa lógica hasta ese momento.
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