“En el gobierno la decisión política es no victimizar a Julio César Cobos. De modos que Cobos podrá pastar tranquilamente todo el tiempo que quiera para no agrandar su figura. Explica la psicología que la víctima siempre tiene razón. Fuera del gobierno, Cobos logró una intensidad, una altura de imagen positiva impresionante, 68 puntos en nuestras mediciones a continuación de su voto no positivo y yo empiezo a ver en las nuevas mediciones cierta merma de esa cifra con estas nuevas actitudes que alguna gente que lo premió por aquello del voto que fue tan importante porque fue en definitiva el hombre que en términos populares paró a la bestia. Empieza hoy en una política que desconcierta a la gente. Mucha gente no quiere que se moleste por molestar al gobernante, otra lo celebra. Creo que ahí se empieza a dividir el 68 % con este tipo de actitudes de recibir para la foto sin ninguna posibilidad de implementar ninguna medida porque no tiene ese poder. Ha comenzado una discusión de cuál es su rol, qué significa ser vicepresidente, si es vicepresidente para colaborar con el gobierno al cual pertenece o para petardearlo. Ha comenzado una discusión muy interesante sobre esta nueva actitud de él que yo la veo mellando en alguna medida su altura anterior”.
“La oposición no depende de su propia habilidad sino de que la necesite la ciudadanía. Cuando a la ciudadanía le caiga la ficha de que necesita un relevo se va a ver como inmediatamente la oposición crece y se empiezan a configurar personalidades de una altura que hoy no tienen los opositores. Nadie compra sobretodos en verano. A los opositores los compra la sociedad cuando imagina que necesita recambio. Mientras tanto juegan en el patio trasero de la política y esto es lo que está sucediendo. Cuando uno pregunta sobre los valores de los opositores ahí hay claramente dos figuras entre los gobernadores: Mauricio Macri y Daniel Scioli poseen más del 30% de las identificaciones de grado de presidencialidad. En la altura de los 15 puntos Hermes Binner y Alberto Rodríguez Saa y en un tercer escalón, entre 5 y 6 % aparece Mario Das Neves. Por fuera de la nómina de los gobernadores, aparecen dos figuras en la altura del 15% que son Elisa Carrió y Julio Cobos precisamente. Muy por debajo de ellos, aparece en la banda del 2 ó el 3 % Néstor Kirchner, Pino Solanas, Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann. Tengo la sensación de que la sociedad nos empieza a decir que el ciclo del apellido Kirchner está agotado y que todavía la sociedad no se ha visto convocada, necesitada de empezar a discutir los hombres del relevo. A la pregunta espontánea de a quién ve presidenciable en el 2011, Néstor Kirchner mide 2,8 % lo que me indica que la gente no lo ve hacia delante, independientemente de la valoración positiva de lo que ha hecho antes”.
“El tema del INDEC no tiene solución. Si ellos cambiaran por una persona que decidiera honestidad en términos intelectuales, tendrían que declarar que han hecho un estropicio. Si van a cambiar por uno que haga lo mismo, dejan al que está en la actualidad. Tendrían que declarar qué es lo que han ocultado y tendríamos una catarata escandalosa de bonistas externos de todo tipo. Es una encerrona muy difícil y ellos están pensando que el costo por esto ya lo han pagado”.
“A mucha gente que tiene cosas resueltas, situaciones como las de la mentira de la política, de la falsedad, de la corrupción les interesa y les interesa mucho y ese es un electorado que los Kirchner han perdido. Entre las personas que están sobreviviendo -este es un país que tiene más de 40% de pobres reales- la cuestión es llegar todos los días a casa con algo; estas cuestiones estéticas no tienen demasiada relevancia. Acá no es un problema el que se naturalice. La psicología explica que el baleado no mira para los costados sólo mira al arma que le apunta. Tenemos un porcentaje muy alto de la sociedad argentina en situación de amenaza cotidiana. No hay más que hacer una excursión por el conurbano o por algunos barrios de la Capital Federal o querer hacer una excursión por el norte argentino para darse cuenta que ahí hemos sido todavía más mentidos que con el INDEC. Nos están confundiendo con que la Argentina anda bien, que es cierto, pero la Argentina no es los argentinos necesariamente. La pobreza que cualquier profesional puede determinar es la pobreza estadística. Es pobre una persona que gana menos de 966 pesos mensuales para un consumo de cuatro personas. Lo que quiere decir que el que gana 966 no es pobre. La pobreza en la Argentina es muchísimo más. El 40% de los menores de 14 años en la Argentina viven por debajo de la línea de la pobreza lo que deja en claro cuál va a ser la situación del país dentro de 10 años cuando esa masa de jóvenes sea la protagonista. Entonces una cosa es decir que la Argentina anda bien, lo demuestran los números macroeconómicos y otra cosa es decir que los argentinos andan bien. Por definición un gobierno conservador es Estado rico y pueblo pobre. De manera que yo creo que estamos en presencia de un gobierno estrictamente conservador”.
“No estamos en el nivel de manotazo en el que estábamos antes. El gobierno está visitado por una nueva racionalidad que se ve -alcance o no para la ciudadanía- en los actos, en las manifestaciones, en las formas de presentarse, y no me extrañaría que esto también hubiera llegado al área chica de economía. Todo se ha reposado. Tengo la sensación que después de la crisis con el campo se dieron cuenta que estaban al borde del abismo. Esto es una muy buena noticia porque llegué a sospechar que le estaban haciendo el diario de Irigoyen. En el medio del conflicto con la gente del campo seguían apareciendo las encuestas con 60, 70 puntos de imagen positiva. Ellos creyeron que algo no funcionaba, alguien está trabajando en comunicación y sabe lo que hace. Por primera vez veo a alguien que sabe lo que hace en ese terreno. Es muy notorio para los especialistas. Veo una nueva actitud en Néstor Kirchner. Está desaparecido del escenario de lo cotidiano y refugiado en las cuestiones instrumentales del partido. Hay cosas como más pensadas, menos arrebato, conscientes de que están caminando por un desfiladero angosto”.
“Todo lo que yo veo hacer -y se lo recibe con agrado- veo que se hace para sobrevivir. Se han dado cuenta que no hay en la población una actitud destituyente, la gente quiere que se queden ahí, que hagan lo que tengan que hacer. La relación de confianza con la opinión pública está muy deteriorada, de modo que no hay que cuidar hoy demasiadas cosas. Entre cuidar la armonía del verbo y la acción o cuidar las variables cueste lo que cueste y en desarmonía, sería correcto cuidar las variables. Están actuando con sumo pragmatismo como si un capitán con oficio estuviera frente a un temporal severo y estuviera más preocupado en no volcar que en la comodidad de los pasajeros”.
“La relación actual de los argentinos con la corrupción no es la que era. Hace 15 ó 20 años la corrupción en este país no le interesaba a nadie. No solamente no le interesaba a nadie, era meritoria, era absolutamente agradable que una persona llegara a un grupo y dijera tengo un millón de dórales, nadie hubiera preguntado de dónde salió y uno sería visto como un vivo. Alguna encuesta nacional que hicimos en algún momento determinaba que el 60 % de las mujeres argentinas no les preguntan a sus maridos de dónde viene la plata que llega a la casa. En los últimos años ha habido una vuelta de tuerca importante a esto y a mucha gente le interesa ahora la corrupción del otro; todavía no hemos llegado al punto en que nos interese la nuestra. El electorado que el gobierno tenía que perder por el tema de la corrupción ya lo han perdido y que dentro del electorado propio este no va a ser un tema que importe demasiado”.
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