HABLEMOS DE PLATA - Sobre el conflicto palestino israelí
Por el Ing. Israel Lotersztain - Master en Historia
En el diario La Nación del 29 de Enero de 2009 aparece una nota de Ricardo H. Elia, que es presentado como director del Departamento de Estudios Históricos del Centro Islámico de la Argentina. En el mismo hace todo un conjunto de afirmaciones históricas y políticas, en opinión de muchos judíos muy cuestionables, por lo que me han solicitado que en mi carácter de historiador las refutara. Les volví a manifestar una vez más mi postura invariable de que no se debe mezclar a la Historia con la política, que este conflicto es un problema político que debe resolverse como tal, y que, al margen de discrepar con sus afirmaciones históricas y sobre el reciente conflicto en Gaza básicamente compartía casi todas las conclusiones de Ricardo Elia: “Para erradicar definitivamente el conflicto del Medio Oriente es menester que la paz y la concordia prevalezcan, y se construyan con justicia y equidad. El estado de Palestina libre, independiente y soberano, debe ser establecido ya junto al Estado de Israel. Ambos estados deben tener fronteras reconocidas y seguras de acuerdo a la resolución 242 de la ONU.” Pero a partir de allí Elia agrega una pequeña frase, aparentemente de poca importancia, que da por tierra (como se vió en el pasado) en la práctica con su afirmación anterior: “Que se cumpla también la resolución 3226 de la ONU de 1974 que permite el retorno de la diáspora palestina”. Con esa frase pone en cuestión nada menos que el derecho de Israel a existir como un estado judío.
Algunos números
Recordemos primeramente algunos números básicos, absolutamente objetivos, obtenidos del FMI, Banco Mundial y otros organismos internacionales. Israel tiene una superficie (no incluida Gaza ni Cisjordania) de 20.700 km cuadrados (¡menos del 0,6% de Argentina!), una población de 7.100.000 habitantes, de los cuales aproximadamente 1.400.000 son árabes (casi un 20%) y 5.400.000 son judíos (76%), y el resto de otras nacionalidades. La Franja de Gaza tiene una superficie de 360 km cuadrados, con una población de 1.500.000 habitantes, todos árabes, y Cisjordania una superficie de 5860 km cuadrados y 2,400.000 habitantes, también todos árabes. Están rodeados entre otros por Egipto, con 1.001.500 km cuadrados y 81.700.000 habitantes (sí, leyó bien, más de un millón de km cuadrados pegados en parte a Gaza). Jordania también es vecina y tiene una superficie de 92.300 km cuadrados y 6.200.000 habitantes, y Siria 185.200 km cuadrados con 19,800.000 habitantes.
Algunos razonamientos elementales que surgen de los números anteriores:
a) Si se integrara hoy toda Palestina (Israel más Cisjordania más Gaza) en un único país, como propone más de un izquierdista europeo (y argentino) y sobre todo el teocrático Presidente de Irán, en él la cantidad de árabes y judíos sería, como se ve, prácticamente la misma. Como el crecimiento vegetativo entre los árabes cuadruplica al de los judíos en muy poco tiempo serían mayoría aplastante. Y si se permitiera el retorno de los numerosos palestinos establecidos en El Líbano, Jordania y otros países árabes, lo serían ya de inmediato.
b) Al margen de cualquier problema de seguridad suscitado por el contrabando de armas, si Egipto cediera tan solo mil kilómetros cuadrados, un uno por mil de su territorio, a sus hermanos árabes en Gaza, permitiría a estos de inmediato cuadruplicar su superficie y sería un primer paso fundamental para mejorar las condiciones infrahumanas en que viven.
Ahora hablemos de plata.
La pregunta fundamental a plantearse es esta: ¿Quieren efectivamente los palestinos tener su propio Estado? ¿O en realidad quieren otra cosa? Sigamos con los números objetivos, y analicemos el PBI (PPP) per cápita, o sea el PBI ajustado al poder adquisitivo (PPP: Purchasing Power Parity) en cada país. Es un índice bastante eficaz para tener una idea del ingreso promedio anual y posible nivel de vida de los habitantes de un lugar. En Israel durante el 2008 fue de 29.100 u$s. En Cisjordania y Gaza tomados en conjunto fue de 2900 u$s, estimándose 1700 para Gaza y 3700 para Cisjordania. Nuevamente algunos razonamientos elementales surgen de estas cifras:
a) Para todo habitante de Gaza, a título de ejemplo, se le hará evidente de que si pudiera pasar a vivir a Israel se establecerá en un país donde el ingreso promedio es diecisiete veces mayor que donde vive ahora. Y si bien esos son valores promedio y está claro que los árabes que viven en Israel integran los sectores más pobres de la población su ingreso promedio es seis a siete veces mayor que el promedio de Gaza y Cisjordania.
b) Esto para el palestino de Gaza y Cisjordania no es una teoría: lo sabe porque habla con sus parientes, muchas veces muy cercanos, que quedaron del lado israelí. Estos le explican que con el eventual seguro de desocupación (si estuviera desocupado) el altísimo salario familiar para familias numerosas, alguna tarea informal que realice él o su mujer, etc. todo ello le permite un nivel de vida infinitamente mejor al de sus parientes “del otro lado”. Se ha dicho, no sin razón, que los árabes en Israel constituyen en la práctica ciudadanos de segunda. Sin embargo por lo que sabemos se han negado sistemática y tajantemente a cualquier acuerdo que los haga quedar del lado de un eventual estado palestino.
c) Podría legítimamente afirmarse que la actual situación en Gaza y Cisjordania es una consecuencia directa de la ocupación israelí y de largos años de desinterés por desarrollar la economía de estas zonas. Muchos israelíes reconocen que esto es cierto y que ha sido un tremendo, espantoso error. Pero aún reconociéndolo veamos que panorama se le presenta al actual habitante de Gaza y Cisjordania cuando observa la realidad de los demás países que lo rodean: Jordania: PBI (PPP) per cápita 5.100 u$s; Egipto: PBI pero cápita 5.200 u$s; Siria PBI pero cápita 4.800 u$s. Recuérdese los 29.100 U$s de Israel, y otras cifras como mortalidad infantil, exportaciones per cápita, desempleo, etc. terminan por configurar un claro panorama de la región para cualquier observador. Repetimos: invitamos a obtener estas cifras de cualquier fuente objetiva.
En resumen cuando el palestino de Gaza y Cisjordania deberá optar entre integrarse a un estado propio u optar por el “derecho al retorno” de alguna manera tendrá presente esta realidad fría y dura. Hablando en plata todos ellos tienen algún ancestro que vivió en lo es hoy Israel, y todos se consideran por ello con derecho a ir a vivir allí. Pero si eso ocurre Israel, como estado judío, dejará rápidamente de existir, son nuevamente y como vimos las cifras objetivas. Ricardo Elia lo sabe perfectamente y sabe que eso es lo único irrenunciable para el pueblo judío. Y haría un servicio mucho más grande a la causa musulmana si investigase sin prejuicios que es lo que hace que a algunos países les cueste tanto generar la cantidad de bienes y servicios suficientes como para que sus pueblos tengan una vida digna, que se lo merecen sin duda alguna.
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