“Vamos hacia una elección más de sacar que de elegir, donde probablemente a alguna fuerza se le asigne el rol de derrotar a otra, más allá de quién sea su protagonista”.
“El escenario que estamos visualizando hoy nos retorna a los argentinos a una etapa que parecía superada en la última década que es la dramatización de la política, nuevamente empezamos a ver situaciones donde una persona ya no se habla con otra, porque uno es tal cosa y otro tal otra. Se ve mucho en los pueblos del interior, donde está la conflictividad del campo, empezamos a ver enfrentamientos de vecinos, de parientes, me hace recordar muchísimo a una Argentina que habíamos dejado atrás. Hacía mucho tiempo que nadie dejaba de estar en una mesa donde alguien es radical o peronista por el sólo hecho de ser otra cosa, ya ningún padre se dejaba de hablar con su hijo o con un amigo por diferencias políticas. Habíamos entrado en un escenario de civilización donde todos entendíamos que todos tenemos derecho a pensar como se nos ocurra. Y veo una involución en esto”.
“La próxima elección legislativa también va a ser una elección nuevamente polarizada que también es una situación que habíamos perdido: dos partidos disputándose el 70 o el 80 % de los votos, habíamos ingresado más bien en movimientos liderados por lideres sociales o políticos y era difícil que las dos agrupaciones primeras tuvieran más del 50 o el 60 % de los votos.
Está cambiando el formato de la relación de la política con la sociedad y de la sociedad con la política hacia formas pretéritas donde todo va a ser más tenso, más dramático, donde va a ser más polarizado”.
“Se trata de la habilidad que mantenga el elenco presidencial para transitar su ocaso. Si sobra inteligencia eso va a ser pacífico y armónico pero si falta inteligencia va a ser brutal y violento”.
“No coincido con que (los K) vayan a tirarle el gobierno a (Julio) Cobos. El problema del oficialismo por el contrario es Cobos. Lo que los tiene presos es el vicepresidente y lo único que no pueden hacer es dárselo a él. Necesitan a Cobos afuera (del gobierno). Creo que hay que estar muy atentos a la suerte del actual vicepresidente. Los Kirchner podrían irse en esta función épica pero no dejar el gobierno en sus manos. Precisamente la insistencia de Cobos en no renunciar es lo que lo tiene presos”.
“A la Argentina le aguarda el camino de la alternancia pero que vamos a tener que atravesar algunos zanjones hasta que decidamos a favor de quién estamos: si vamos a seguir aplaudiendo a nuestro victimario o si vamos a estar preocupados por nosotros mismos”.
“El kirchnerismo está en una situación de debilidad objetiva con la sociedad que ya nadie desconoce y mucho menos el oficialismo y eso debe tranquilizarnos… la Casa de Gobierno está viendo los números parecidos a los míos y no los que dicen los encuestadores de ellos porque sino no se estarían moviendo como lo están haciendo, conocen estos números reales. No es que estamos en presencia de un presidente que está creyendo una cosa que no es. Está tratando de dibujar un escenario que no es, pero está sabiendo perfectamente lo que sucede”.
“Si yo fuera el asesor del presidente, probablemente le hubiera aconsejado adelantar las elecciones y le hubiera aconsejado como especialista en tácticas de ingeniería electoral coparticipar de esta manera (las retenciones), puesto esto desde la cabeza del presidente; ahora, si se pone en el interés de 40 millones de habitantes la situación es otra. Entonces lo que tenemos que decidir es si es más importante el presidente que nuestros hijos o no”.
“La sociedad argentina no está entusiasmada con ningún dirigente. Ya todos entendimos que no estamos en un problema de que el malo está sentado y el bueno está afuera. Hay una porción muy grande de la Argentina que ya entendió que estamos frente a un problema fenomenal de dirigentes: afuera o adentro, sentado o parado. Y eso de alguna manera está jugando y la opinión pública empieza a tomar conciencia del valor de la herramientas que posee”.
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