La discusión acerca de la participación de los religiosos en política llegó a los Grandes Medios y en función de ello, requerimos a un colaborador de nuestro blog -integrante de la comunidad judía, por otra parte- que nos aportara su visión, que es la siguiente:
La participación de sacerdotes, rabinos, pastores, ulemas y otro tipo de representantes de diversos credos a la cabeza de distintas protestas como la realizada la semana pasada en contra de la inseguridad no resulta demasiado saludable al hacerlos estos en ejercicio de tales funciones en tanto así participan en política.
Cabe recordar que una de las grandes conquistas de las sociedades modernas -elemento de juicio olvidado por la izquierda últimamente- fue haber logrado la separación de la Iglesia y el Estado, y en esta senda, considero que debemos perseverar el logro de tal conquista.
Uno de los oradores de la marcha de la semana última, Sergio Bergman, es el rabino de uno de los mayores templos comunitarios judíos: el de Libertad. Si quiere dedicarse a la política debería renunciar previamente a esas funciones.
En segundo lugar, Bergman es un horrendo oportunista y cultor además del "veletismo". Los religiosos ultra en la AMIA llegaron a la Presidencia con los votos de la lista de dicho rabino, en una "hábil maniobra" para derrotar a los que estaban entonces en el poder, la banda kirchnerista de Abraham Kaul y Cía. Ya hemos visto el resultado de tales "avivadas".
En tercer lugar, Bergman es un desesperado por figuración y poder: ha acompañado últimamente a distintos actores de poder, desde Juan C. Blumberg hasta Mauricio Macri, pasando por el sector del campo y Elisa Carrió... todos los que le permitan hablar en algún momento y aparecer en TV.
Dicho sea de paso los judíos argentinos tenemos otro Rabino que nos enorgullece: el ahora ultrakirchnerista Sergio Spolski, quien al menos se caracteriza por su coherencia: lo único que le importó, importa e importará siempre es la plata.
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