Por Fernando Mauri
"¿Qué sentido tiene hablar algo si estamos frente a un fallo inminente?". Así, tajante como siempre, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández negó en la tarde de ayer, a poco de haber concluído el sorpresivo encuentro entre los presidentes de Argentina y Uruguay, que se haya abordado allí el diferendo por Botnia a fin de trazar una estrategia conjunta entre ambos países ante el inminente fallo del tribunal de La Haya.
Sólo 10 minutos después, el canciller Jorge Taiana lo desmentía abiertamente: "Sí, se habló" de Botnia, indicó. En la otra orilla, desde Montevideo, su par, Luis Almagro, titular de la cartera de Exteriores uruguayo, daba a conocer detalles del avence en un acuerdo tendiente a acatar sin chistar la sentencia.
La saludable intención de dejar atrás el diferendo que horadó el vínculo bilateral no se contaminó por una mentira más del coordinador de ministros quilmeño.
Ahora, la cuestión es...¿puede resultar tan poco creíble quien tiene la responsabilidad de ser el eje comunicativo del Gobierno y a la vez ser el instaurador de la voz oficial y quien procura instalar la agenda mediática que más favorece a la gestión K?
En este marco, ¿qué siente el ciudadano medio cuando Aníbal Fernández hoy se jacta y afirma con su habitual iracundia que el Gobierno "jamás presionó a un juez"?
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