Por Lisandro ZAMORANO
Brasil es el más importante socio comercial de Argentina, Bolivia, Paraguay y en menor medida de Uruguay. Su geografía le da una posición central para la integración con los países de América del Sur, asimismo en cuanto a conectar el Océano Atlántico con el Pacifico, cruzando el Amazonas y los Andes. Estas condiciones geográficas también generan un tinte de ambigüedad ¿Hasta qué punto Brasil configura un eje económico de América del Sur? La distancia física aleja a Brasil de los países andinos, así también de Guyana, Surinam y Venezuela. Inversamente, ocurre una mayor facilidad para la concreción de un eje económico brasileño al observar su locación respecto a los países del cono sur: el núcleo poblacional y económico brasileño, en San Pablo y Río de Janeiro, es cercano a los territorios argentinos, paraguayos y uruguayos.
El área infraestructural en el cono sur todavía influye en que Brasil se haya inclinado más al comercio marítimo que al terrestre debido a que su actividad está concentrada en una franja costera separada de su interior por sus vastos espacios territoriales. El transporte por buques petroleros hacia el oeste de África es sencillo para las compañías ubicadas en San Pablo en comparación al transporte por tierra y ferrocarriles hacia cualquier país sudamericano, incluido sus vecinos del cono sur. Además del comercio de energía y automóviles, la complementación de productos brasileros del sector primario hacia Europa, América del Norte y el lejano Oriente resultan más relevantes que el comercio intrarregional actual. Particularmente, en el caso de Brasil, esto contribuye solo en una mínima proporción de su PBI.
Aunque la internacionalización de empresas brasileñas tiene una predisposición sobre América del Sur, reforzada por medidas internas que facilitan su expansión regional, todavía hay impedimentos para definir a Brasil como un núcleo o un eje económico de la región. Al notar las posibilidades de ser un eje, el valor de exportaciones manufactureras brasileñas hacia América del Sur aumentó de 18 billones de dólares en 2005 hacia 34 billones en 2011, habiendo sido solo 8 billones en 1995. Pero no todo lo que brilla es oro. En 2012, Chile, Colombia, Perú y México forjaron la Alianza del Pacifico, un bloque comercial de libre comercio de bienes y servicios, con fines de agilizar y resguardar inversiones provenientes del extranjero. Este bloque influyó en dichos países alejándolos del Mercosur, que únicamente negoció acuerdos de poca trascendencia económica con Egipto, Israel y Palestina, y de otras iniciativas de coordinación regional- IIRSA- reforzando así su posición de apertura globalista hacia el mercado internacional. Frente al interrogante planteado, pese a sus dualidades, la respuesta es sencilla: el peso del eje económico brasileño permanece limitado, por dentro a causa de sus propias estrategias políticas, por fuera hasta sus fronteras pre-andinas.
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