El dìa despuès de Maradona
Por Gustavo Ferrari Wolfenson
Quizá desde la frialdad de la distancia, he leído todos los intercambios de opiniones, posiciones que se han intercambiado en torno al fallecimiento de Maradona.
Somos un pueblo pasional y esa pasión nunca lavamos a abandonar. Con la misma intensidad
odiamos, amamos, criticamos, aplaudimos, nos
perdonamos, construimos y destruimos. Y todo esto
es parte de nuestra propia esencia de argentinidad.
Gardel canta cada día mejor, Perón nos sigue
enseñando doctrina, Fangio la forma de manejar y
hasta La Cámpora quiere construir una pasión sobre la
figura de un Néstor que, seamos sinceros, nada tuvo
de pasional. Y no quiero meterme en temas como
Malvinas o la propia designación de Francisco que nos
tocaron el alma y también fueron parte de esa
argentinidad pasional que la abrazamos o
descartamos con la misma intensidad. Hoy es el turno
del Diego. Todos tienen una anécdota con él, todos lo
vibraron y a todos quizá les hizo olvidar por un
momento de una realidad que sufrían. Hoy también
su figura está siendo elevada y hasta utilizada, para
olvidar un año difícil, sin respuestas, sin gobernanza y
mucho menos con rumbo.
Hoy la Argentina pasional
llora a un Maradona que llegado el día de mañana nos
volverá a mostrar la realidad del distanciamiento
social, de los salvoconductos para transitar de un
lugar a otro, de no poder educarnos
presencialmente, ni de llorar a los familiares
contagiados y fallecidos, de no poner en
funcionamiento las instituciones, de la represión por
no cumplir las nuevas normas y hábitos, y también
nos mostrará esa triste realidad de que si no
encontramos un camino para luchar por un mejor
país, seguiremos llenos de pasión pero sin destino.
llora a un Maradona que llegado el día de mañana nos
volverá a mostrar la realidad del distanciamiento
social, de los salvoconductos para transitar de un
lugar a otro, de no poder educarnos
presencialmente, ni de llorar a los familiares
contagiados y fallecidos, de no poner en
funcionamiento las instituciones, de la represión por
no cumplir las nuevas normas y hábitos, y también
nos mostrará esa triste realidad de que si no
encontramos un camino para luchar por un mejor
país, seguiremos llenos de pasión pero sin destino.
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