Cita Atlántica en Madrid: enfoques cruciales sobre la guerra
Por Alberto Hutschenreuter
La OTAN se reúne en Madrid. Con un contexto de guerra en Europa, los 30 miembros considerarán durante los días 29 y 30 de junio varias cuestiones relativas con la seguridad internacional y mundial, es decir, temas entre Estados y, en un sentido más disperso y volátil, cuestiones que tienen lugar a escala global, hacia dentro de los Estados o en cuadros regionales.
La pluralidad de la agenda (guerra, ciberguerra, terrorismo, China, virus, medio ambiente, gastos militares, migraciones, etc.) es un claro indicador no sólo de múltiples y nuevos frentes en el campo de la seguridad, sino del inquietante aumento de los riesgos en el mundo del siglo XXI. Como bien advierte el "Informe Anual sobre Riesgos Globales 2022" (del World Economic Forum), el mayor reto al que se enfrenta la humanidad será garantizar la supervivencia de la vida en el planeta Tierra.
Pero en Madrid la cuestión que atravesará la reunión de la Alianza será la guerra; y en buena medida, las decisiones que se lleguen a adoptar allí tendrán implicancias sobre el curso de la misma.
En la OTAN no predomina un enfoque único sobre la guerra. Como bien señala el experto Andrés Ortega (del Real Instituto Elcano), por un lado, se encuentra el "bando de los realistas", es decir, actores como Francia, Alemania e Italia, que consideran que hay que evitar que Ucrania pierda la guerra, pero no hay que humillar a Rusia. Por otro lado, están los pertenecientes al campo de los "justos-belicosos", que no sólo consideran que hay que derrotar a Rusia, sino lograr debilitarla para que deje de ser una amenaza (como deseaban hacer con Alemania algunas potencias europeas tras la Primera Guerra Mundial). Aquí se alinean países como Polonia, los Bálticos, Reino Unido y Estados Unidos.
Los primeros, acaso mal denominados "realistas", pues desde 1945, y sobre todo tras la Guerra Fría, en Europa no hubo una visión internacional realista sino "confort estratégico" y "anti-geopolítica", piensan en la futura seguridad de Europa, que incluye la energía, y tal vez por ello aspiran a que se alcance un acuerdo entre rusos y ucranianos; mientras, los segundos pretenden acabar con Rusia como "problema", por tanto, la cuestión es irreductible. Para estos últimos, un cambio de régimen en Moscú bajo un líder pro-occidental sería una suerte de victoria final entre Occidente y Rusia. Por ello, aumentar la asistencia militar a Kiev, aunque ello signifique un "Armagedón" para los ucranianos, es el camino correcto.
En Madrid podríamos ver definiciones sobre la cuestión. Si predomina el enfoque pragmático, es posible que una diplomacia más neutral pueda llegar a crear condiciones para un acuerdo, precario, pero acuerdo al menos. Pero si se adoptan, entre otras, decisiones relativas con incrementar más aun la ayuda a Ucrania, y se decide modificar la concepción estratégica actual de refuerzo y movilidad militar en toda Europa, es decir, la "Presencia avanzada", por una basada en el despliegue de brigadas blindadas y batallones fijos, sobre todo en el teatro del Mar Negro, como estima Jamie Shea (del Chatham House), entonces será difícil sostener que el fin de la guerra puede estar cerca.
Etiquetas: geopolìtica
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