miércoles, octubre 12, 2022

Es tiempo de sensatez estratégica

 Por Alberto Hutschenreuter 




Si se llegara a una guerra mayor o mundial, entonces no sólo no se habrá aprendido nada del pasado, sino que también quedará claro que siempre se puede hacerlo peor, mucho peor. ¿Es sensato un suicidio internacional por Ucrania?

Si duda que no. Pero podría suceder si consideramos cómo una crisis que pudo haberse gestionado, se permitió que continuara su curso hasta que se produjo la intervención militar.

Tal vez, esta guerra pasará a la historia como una de las guerras más innecesarias desde la Gran Guerra 1914-1918, para no ir más lejos. Sucedió porque deliberadamente se soltaron las amarras geopolíticas, y porque se hizo lugar a las preferencias de un actor menor antes que observar las reservas o aprensiones-inseguridades de uno mayor e indispensable.

Es decir, Occidente, Estados Unidos y su apéndice estratégico, contra toda advertencia de Clausewitz, buscó rebasar la victoria en la Guerra Fría empujando la OTAN hasta la misma frontera rusa. Asimismo, en lugar de reflexionar estratégicamente el mundo del siglo XXI, considerando para ello a "los que cuentan" o, como diría Tucídides, "los que hacen lo que pueden", no sólo no disuadió y persuadió a Ucrania, un actor menor y ubicado en pleno "cinturón de disrupción" de Europa del este, para que suspendiera su incontrolable "otanmanía", sino que la alentó a desafiar a Rusia.

¿Significa entonces que Rusia es benevolente en esta historia? No sirve aplicar esta categoría en política internacional; pero sí es fundamental todo aquello relativo con intereses, seguridad y capacidades. Y en este sentido, Rusia siempre actuará igual cuando sienta que el peligro se acerca a sus fronteras. Por pasado, protohistórico y cercano, tal vez Rusia más que cualquier otro poder preeminente. Pero no existen potencias indiferentes a lo que sucede en sus adyacencias o zonas alógenas.

Volviendo al interrogante inicial, todavía queda margen para refrenar el pesimismo. Los recientes ataques de Rusia, que ahora, como bien señala la especialista Tatiana Stanovaya, del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, afronta una guerra de agresión y autodefensa, y la amenaza de recurrir al átomo militar, podrían hacer considerar a Occidente (sobre todo a Europa, la "no ganadora" en esta guerra) de que es necesario conversar.

Se trata de una muy pequeña hendidura en esta guerra, pero existe.











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