martes, noviembre 09, 2010

Sin Kirchner

La siguiente es una primera aproximación de Eduardo Zamorano a las repercusiones políticas tras la muerte de Néstor Kirchner. En este caso, Zamorano analiza las circunstancias políticas previas al deceso de Kirchner; y promete en próximas entregas según nos señala “internarse en el fenómeno de la masiva y fervorosa concurrencia juvenil a las exequias” y posteriormente en el bosquejo de “los futuribles (posibles escenarios de futuro) que se abren a partir de esta  tragedia”.
F. Mauri.


Sin Kirchner  


Por Eduardo Zamorano

Abogado laboralista /master en Inteligencia estratégica por la Univ. Nac. de La Plata.  

Columnista de Construcción Plural, el programa de Fernando Mauri.



NUEVE BALAS PARA NESTOR



Néstor Kirchner estaba enfermo. En febrero del corriente le extrajeron una placa de ateroma de la carótida; siete meses después fue sometido a una angioplastia coronaria con colocación de un stent.

Dos episodios de obstrucción arterial de esta índole en un lapso tan breve son un dato alarmante, máxime considerando la concurrencia de varios factores de riesgo: síndrome metabólico (colesterol y triglicéridos altos), hipertensión, y sobre todo vulnerabilidad al estrés.
Más allá de ciertas divagaciones en torno a que el ex presidente poseía una “personalidad tipo A”   -asumiendo ser legos en la materia, nos preguntamos si esta calificación proviene de la psiquiatría, cardiología, o es un cliché periodístico-   eran evidentes su carácter obsesivo así como la reactividad (en ocasiones, cercana a la ansiedad o exasperación) ante la frustración de sus objetivos.

A continuación mencionaremos nueve situaciones negativas vivenciadas por Néstor en el tiempo inmediato anterior a su  fallecimiento, las cuales   -sumadas a su patología de base-    pudieron convertirse en “balazos” sobre su corazón.



PRIMERA
EL CLARIN SIGUE SONANDO

El operativo “Papel Prensa” quedó estancado. Las resonantes denuncias de Lidia y Osvaldo Papaleo sobre una presunta complicidad entre los militares del Proceso y los adquirentes del paquete accionario en poder de los Graiver, no surtieron el efecto esperado.
Quizás los testimonios de Isidoro Graiver y/o los fuertes trascendidos sobre una incentivación oficial a la viuda de David desinflaron   -al menos por el momento-   el explosivo affaire.  Lo mismo puede predicarse sobre la eliminación del servidor “fibertel” explotado por el Grupo, en tanto prosperaron varias medidas cautelares que tornan incierto el desenlace.

En su enfrentamiento con el monopolio Clarín, Kirchner ganó algunas batallas (Ley de Medios; estatización del fútbol televisivo; y reapertura de la causa sobre la filiación de los hijos de Ernestina Herrera)  pero se fue con la guerra sin definir.


SEGUNDA
PISO ALTO Y TECHO BAJO

Las encuestas, más o menos independientes, coincidían en que la imagen del santacruceño había mejorado desde junio de 2009 al presente; sin embargo, esas mismas encuestan mostraban que sus potenciales votantes para el comicio de 2011,  apenas superaban el treinta por ciento de los compulsados para la muestra. Tomando ese guarismo como piso resulta un dato muy alentador pero los expertos descartaban  un incremento significativo
Kirchner sabía que su victoria sería en primera vuelta o…..no sería.


TERCERA
UN MOTONAUTA EN CARRERA

Durante un seminario sobre políticas públicas en el barrio de La Boca, el ex presidente desafió públicamente a Scioli para que denunciara: “quién le ataba las manos” impidiéndole adoptar medidas drásticas contra la inseguridad.  El Gobernador había lanzado esa frase sugestiva a propósito del desgraciado caso “Carolina Píparo”.

El mandoble pareció conmover al impávido Scioli al punto de distanciarlo del kirchnerismo; en paralelo, lanzó discretas señales de aspirar a la candidatura presidencial para 2011, incluso sin descartar una entente con el peronismo federal.

La intuición política del Lupo le indicaba el comienzo de la rebelión en la granja.


CUARTA
HACER LA CORTE NO SIEMPRE GARANTIZA EL RESULTADO


Uno de los aciertos más notables de Néstor   -reconocido hasta por sus mas enconados rivales-   fue la actual conformación de la Corte Suprema de Justicia.
Tanto los nuevos ministros que designara como los antiguos que toleró, están reconocidos en probidad y prestigio académico.

Recientemente, algunas sentencias evidenciaron que    -a más de las dos virtudes antedichas-    los cortesanos son capaces de mantener una saludable autonomía del Poder Ejecutivo.

Ello quedó al descubierto en dos sentencias que molestaron a Kirchner.

Una de ellas repuso al Dr. Eduardo Sosa como Fiscal General de Santa Cruz bajo apercibimiento de procesar al gobernador Peralta por el delito de desobediencia en el supuesto de incumplimiento.

La otra dispuso la extradición a Chile del ex jefe del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (F.P.M.R.), Galvarino Apablaza, acusado por asesinato y secuestro, hechos que se verificaron ya iniciada la etapa constitucional en el país hermano.

Kirchner fue puesto contra la espada y la pared.  Si acataba el fallo debilitaba su alianza con su ala izquierda (en particular, los grupos de derechos humanos); si no lo hacía tensionaba la relación con Chile y perdía credibilidad el reclamo argentino a Irán para juzgar a los presuntos autores del atentado a la AMIA.

Con artilugios legales controversiales, en ambos casos, se incumplieron los mandatos de la Justicia, pagando un costo político de significación.
Por lo demás, gobernar en conflicto con la Corte puede resultar sumamente peligroso.


QUINTA
SORPRESA EN EL SINDICALISMO PROGRESISTA

Las elecciones en la Central de los Trabajadores Argentinos- C.T.A. enfrentaron a la Lista 1 (De Gennaro y Micheli) opositora al gobierno, y la Lista 10 (Yasky) independiente aunque cercana al kirchnerismo.

Los pronósticos auguraban una victoria holgada de Yasky que no se concretó; pero, si bien las impugnaciones de la lista 10 prosperaron en la Comisión Arbitral la cual ordenó nueva votación en algunos distritos, puede conjeturarse que   -con buenas o malas artes-   la Lista 1 está más cerca de ser proclamada ganadora.

El resultado de la compulsa y las probables perspectivas emergentes de la misma,  fastidiaron a Kirchner en tanto consolida un polo opositor dentro del gremialismo alternativo.


SEXTA
LOS POSTERGADOS DE SIEMPRE

Otro mérito de Kirchner fue el mejoramiento   -si bien que bastante módico-    en la situación de los jubilados. La oposición parlamentaria  logró sancionar la ley 26.549 consagrando el mítico “ochenta y dos por ciento móvil”.  El Gobierno había advertido que no existía disponibilidad de fondos para afrontar el compromiso, enfatizando que su implementación llevaría al quiebre del sistema previsional.

Aunque es probable que los propósitos de la oposición pasaran más por jaquear al gobierno que por el convencimiento de la factibilidad de su iniciativa, la Presidente debió vetar la ley en su totalidad (Decreto 1482/2010) lo cual colocó al kirchnerismo en una postura objetivamente contraria a su prédica “progresista”. Para colmo, en detrimento de un sector débil e históricamente maltratado.


SEPTIMA
LA LINEA HAMLET

Conectado al punto anterior,  podría decirse que Néstor afrontó un revival de su explosión furibunda cuando la votación de la Resolución 125 sobre retenciones al agro. 
En efecto, el Vicepresidente Cobos -que él mismo eligió para acompañar a Cristina en la fórmula presidencial en 2007- retornó a su rol definitorio ante la paridad de votos en el Senado.  Por cierto, nuevamente, su voto fue “no positivo” respecto de la postura del Poder Ejecutivo del cual sigue formando parte, siquiera nominalmente.

Para ser honestos la defección de Cobos sigue una tradición enraizada en nuestras prácticas políticas.  Así alianzas o pactos construídas al calor de una puja electoral, se hacen añicos a la hora de gobernar. Los ejemplos sobran: Roca abandonó a su cuñado Juárez  Celman; Agustín P. Justo a Uriburu; Farrell a Ramírez; Tesaire a Perón; Aramburu a Lonardi; Gomez a Frondizi; Lanusse a Onganía; Galtieri a Viola; y finalmente el propio Néstor le propinó a Duhalde la patada histórica a poco de ejercer el poder.


OCTAVA
UN CAMION ATROPELLADOR

Hugo Moyano fue un apoyo fundamental para Kirchner casi desde su asunción como Presidente en 2003.  En este sentido, debe memorarse que, en la extravagante interna peronista dirimida ese año en simultáneo con las elecciones generales, el camionero jugó sus cartas a favor de Rodríguez Saa.

Hay quiénes afirman que entre el santacruceño y el capo cegetista siempre hubo una relación tipo “amor/odio”, fruto de mutuas prevenciones por sus respectivos pasados durante los años de plomo.

Moyano ya era un gremialista de fuste al colocarse al frente de la CGT. Empero, desde ese  momento su poder creció de manera exponencial.

Sus hazañas más recientes alcanzaron dimensiones epopéyicas:

1.- El apriete a la empresa más importante de la Argentina para cobrar una presunta deuda cuyo monto no era proporcional a semejante medida de acción directa (bloqueo de varias plantas). Para colmo los eventuales deudores eran proveedores de la firma en cuestión, a la cual -manu “sindicale”- se responsabilizaba en forma solidaria.

2.- La presentación en la Cámara de Diputados, con bombos y platillos, de un proyecto de reparto de las utilidades empresarias, reglamentando, de esa manera, el voluntarista artículo 14 Bis de la Constitución Nacional.  El autor del proyecto es su asesor de cabecera, el Diputado Recalde.

3.-  El acto multitudinario realizado en el estadio Monumental en conmemoración del 17 de octubre, oportunidad en que lanzó un inocultable desafío: “ya es hora que un trabajador ocupe la Presidencia”.
Si bien la Presidenta replicó con ingenio el brulote moyanista, el gesto agrio de Néstor evidenciaba su disgusto.

Al margen de una hipotética pelea telefónica en la víspera del infarto, la cual ya es leyenda, es obvio que la embestida de Moyano complicó a Néstor frente a propios y ajenos.


NOVENA
ESE MUERTO TAN TEMIDO

La neutralización del caos callejero, abuso del espacio público, cortes de avenidas, obstrucciones de vías férreas y demás expresiones del denominado “derecho a la protesta”,  es una piedra en el zapato de los gobernantes argentinos.

La memoria colectiva asocia “orden estatal” con “represión y dictadura”. Con posterioridad a la masacre perpetrada en Plaza de Mayo en 2001 que tumbó a De la Rúa y el asesinato de Kostecki y Santillán al año siguiente que evaporó los sueños presidenciales de Duhalde,  el temor al “muerto” y sus efectos ulteriores paraliza a gobernantes nacionales y provinciales a la hora de encarrilar, de modo razonable pero firme, las notorias extralimitaciones y hasta delitos cometidos al amparo del derecho a protestar.

El lugar común de no “criminalizar la protesta” ha sido adoptado por todo el arco político para eludir el mote de “derechoso” o “facho”, etiqueta hoy tan descalificante como ayer fue “zurdo” o “comunista”.

Desde luego, Kirchner sobreactuó la tolerancia estatal respecto de estas manifestaciones, en tanto su gobierno reivindicaba el progresismo y cosechaba el beneplácito de los organismos defensores de los derechos humanos.

Pocos días antes de su prematura muerte en El Calafate, durante una gresca entre “culatas” de la Unión Ferroviaria y una “avanzada” del Partido Obrero, un disparo de arma de fuego proveniente de la patota gremial tronchó la vida de un joven militante de esa agrupación y otras tres personas fueron heridas de gravedad.

El crímen se produjo en el ámbito capitalino, territorio supuestamente controlado por la Policía Federal dependiente del gobierno nacional.

Aún sin tener responsabilidad en el suceso  -posiblemente preso de sus convicciones, temperamento, y afán controlador- Kirchner sintió  agobio por la muerte del joven y sus consecuencias políticas.

Como los lectores habrán advertido, no existe nada novedoso en este racconto. Sin embargo conviene prestarle atención,  ya que varias de las balas disparadas todavía no detuvieron su trayectoria.

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