martes, febrero 24, 2015

Reflexiones sobre ATUCHA II


Por el Ingeniero ISRAEL LOTERSZTAIN
Master en Historia de la Universidad Torcuato Di Tella
Ex director de Investigaciones del INTI


La reciente fiesta (empanadas, números artísticos, baile, discursos) que se organizó quizá casualmente el 18 de Febrero frente a la Central Nuclear Atucha II con el explicitado motivo de que mas de un mes antes la misma había recibido el permiso de operar a plena potencia, me impulsa a escribir algunas reflexiones. Y lo hago ya que considero su historia un resumen de
los absurdos e improvisaciones que han caracterizado a las obras públicas en Argentina a lo largo de su pasado (o sea no solo del presente gobierno), y con la esperanza de que comiencen a corregirse de una vez por todas. Este sería el breve resumen de su desgraciada historia.



 1) Se comenzó a construir en época del siniestro régimen del Gral Videla, en 1980. Era parte del megalómano Plan Nuclear argentino pergeñado por los militares durante el gobierno de Onganía, en cuyo corazón anidaba la idea de fabricar una bomba atómica para frenar eventualmente a Brasil y/o volverse la potencia hegemónica del Continente. Se trataba, al igual que Atucha I, de un prototipo, una central de uranio natural que ya nadie utilizaba en el mundo por ineficiente y anticuada.

2) Su presupuesto estimado fue de unos 800 millones de dólares. Pero rápidamente el gobierno militar se quedó sin fondos (recordar crisis de deuda, guerra de Malvinas, etc.), y la obra se fue paralizando. Al llegar el gobierno de Alfonsín se reformuló el Plan Nuclear, se le abrió a los brasileños la información del enriquecimiento de uranio y el tema de fabricación de Agua Pesada (megalomanías  militares, evitando una carrera armamentista absurda y peligrosísima), y se reprogramó la obra. Le siguieron fluyendo los fondos (mas lentamente) y hacia fines del gobierno de Alfonsín la CNEA informó que la obra había llegado al 85% de ejecución. No tenemos el dato de cuanto dinero se llevaba gastado hasta ese momento, pero aparentemente superaba sensiblemente al presupuesto original.

3) Con el gobierno de Menem la obra volvió a detenerse, ya que con las grandes reservas de gas que se iban descubriendo en el Sur no parecía muy lógico proseguirla, y las centrales nucleares estaban muy desprestigiadas en el mundo. El gobierno intentó privatizarla, pero nadie reveló interés. Aparentemente nadie la quería ni regalada (es decir la regalaban, el que la aceptaba la terminaba y luego vendería a buen precio por décadas la energía que produciría). Hasta existieron informales conversaciones en las que se discutía cuanto debería pagar el gobierno al Contratista además de regalarle una obra hecha al 85% para que aceptara tomarla, terminarla y explotarla. Pero por lo que averiguamos nadie estaba interesado, aún en esas condiciones. La obra se detuvo definitivamente.

4) Cuando llegó Kirchner al gobierno se enfrentó además con el problema de que Siemens ya había dejado de fabricar centrales nucleares, la tecnología era viejísima, nadie sabía si existían proveedores de todas las partes faltantes, etc. Sin embargo la CNEA le acercó en el 2004 una propuesta bastante interesante: ellos podrían terminarla (el 15% restante, recordemos) en el 2010 a un costo de 800 millones de dólares. Era un poco caro: una central a gas de esa potencia de ciclo combinado completa y desde cero era mucho mas moderna, probablemente mas barata, en un par de años se podía terminar, no se afrontaba ninguna de las complicaciones de una central nuclear, etc. Pero aparentemente pesó la muy razonable idea de no tirar por la borda los conocimientos nucleares adquiridos o quizá, si somos mal pensados, otros factores que veremos mas adelante. Se tomó la decisión de proseguir y la obra se volvió a poner en marcha a mediados de 2005, pese a las profundas dudas imperantes.

5) Hoy sabemos que la obra tardó el doble de tiempo para finalizarse, pero lo mas grave es que costó cuatro o cinco veces mas que lo previsto. D. Montamat afirma que los 800 millones adicionales ya se volvieron 4000 millones, lo que transforma la obra en un gigantesco disparate, imposible de amortizar a un costo razonable de la energía.

En resumen Atucha II tardó 35 años en ejecutarse, costó varias veces mas de lo previsto (sobre todo en la etapa final) es una tecnología que conduce a un callejón sin salida (nadie la utiliza ya en el mundo), etc. En fin, fue un resumen de los disparates que se pueden cometer. Pero hoy es imperioso a) asegurarse que la Central funcione correctamente, y brindando el máximo de energía. Y esto es imperioso ya que la Central Embalse debe pararse por un par de años para mantenimiento y modernización. En realidad hace años que ello debió realizarse, pero no se lo hizo por el conocido drama energético que vivimos y el atraso de Atucha II. Por suerte Dios fue argentino y nada ocurrió...por suerte, repito. b) Es imperioso realizar una profunda auditoría e investigación que nos explique como los costos pudieron escaparse en esa magnitud, y cual fue la forma en que subcontrataron tareas y se verificaron los respectivos costos. Lo digo especialmente a la luz de que la empresa Electroingeniería, con tantos amigos dentro del gobierno, fue un contratista fundamental en la finalización de la obra.

Pero sobre todo debemos extraer conclusiones para el futuro: NO SE DEBEN ENCARAR OBRAS SIN EL CORRESPONDIENTE ESTUDIO DE PRIORIDADES Y DE SUS FACTIBILIDADES TECNICAS, ECONOMICAS, FINANCIERAS Y AMBIENTALES. Exactamente lo contario que se ha hecho en los contratos que se han firmado con China, para colmo donde se excluye la licitación. 
Agradezco al Ing. Jorge Lapeña la información con que me ayudó para elaborar estas reflexiones. 

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