Un ciudadano (de a pie) en el laberinto de una sociedad mutante.
Por Bernardo Poblet
Una parte importante de la sociedad, en todos los niveles sociales, está cansada. Sufre el accionar de los grupos que utilizan la violencia en todas sus formas –verbal, la mentira como herramienta política, toma de escuelas, amenazas de bombas, macabro uso del drama Maldonado, paros salvajes, corte de calles y rutas, tolerancia cuando no estímulos a grupos violentos (barras bravas, militantes presuntamene anarquistas, RAM mapuche…). Quiere vivir en un país normal, simplemente, normal. Un país que se relacione con otros países normales con los que competimos (no dictaduras como Venezuela, Irán, Cuba y Rusia) donde los estudiantes vayan a la escuela a estudiar y los maestros se ocupen de que los chicos aprendan, los policías cuiden la seguridad de la gente, los jueces sin militancias partidaria apliquen las leyes para todos, que el estado sea fuerte pero no hegemónico , en suma, casi ingenuamente , donde las instituciones cumplan el rol que les asigna la Constitución.
Una parte importante de la sociedad comienza a darse cuenta, mirando lo que ocurre en el mundo, que la izquierda y la derecha son una falacia, lo que existe son dogmáticos y no dogmáticos. Que hay que transformar la matriz que se aplicó durante este tiempo en términos de organización de la nación y sistemas que operaron para ser los que somos, un país que pierde oportunidad tras oportunidad y nos lleva a crisis tras crisis. Ya sabemos que esta recurrente matriz no funciona.
Una parte de la sociedad no mira lo que pasa en su seno, lee mal la realidad y no comprende desde lo emocional ni entiende lo que pasas desde lo intelectual. Rechaza la racionalidad, casi como un acto de fe religiosa de secta que no necesita pruebas y, en consecuencia, actúa según la realidad imaginada. Algunos jóvenes, adoctrinados, no educados, idealistas como es natural en esa edad, que no conocen lo que pasó en los setenta, ni lo investigaron, son manipulados y terminan creyendo como verdad la versión direccionada que les imponen los ideólogos.
Mirando la realidad local, una parte importante de la sociedad tiene certezas y dudas. La certeza de que los que nos gobernaron durante varias décadas son los responsables de fracasos rotundos, camuflados bajo discursos de progresismo que han consolidado la pobreza y todos los indicadores que definen la calidad de una nación. Las dudas de que alguien que no es peronista, ni radical , ni militar y no tiene perfil de caudillo –por ahora- pueda contribuir a cambiar esa matriz. Les asiste la esperanza, pese a los tropezones de nuestra experiencia, de apostar a los que ofrecen expectativas de salir de esa trampa histórica.
Pareciera que estamos anestesiados. Nos enorgullecemos de algunos argentinos, individuos admirados en el mundo- y no reconocemos que seguimos construyendo una sociedad mediocre, dolorosamente mediocre.
3 Comentarios:
AMIGO: TOTALMENTE DE ACUERDO, LO QUE OCURRE ES QUE DE TANTO ESPERAR, DE TENER ESPERANZAS YA MADURAS, CASI DESHECHAS, NO QUEDA MUCHA FUERZA PARA LUCHAR Y SE SIGUE POR INERCIA.LO IMPORTANTE ES HACER UN LAVADO SANO A ESA JUVENTUD QUE NO TIENE NI IDEA DE LO BÁSICO EN POLÍTICA, SOLO REPITEN LO APRENDIDO CON LOS SLOGAN CONOCIDOS POR TODOS. EL FUTURO DEBERÍA SER LA MIRA, UN FUTURO ACTIVO EN BIEN DE TODOS Y NO DE ALGUNOS BOLSILLO SPODRÍAMOS SER UN PAÍS, SI TODOS SE LO PROPONEN
7:45 p.m.
Bernardo: coincido en un todo con la descripción que hacés de “LA GRIETA”.
Si bien era muy chico, tengo un vago recuerdo de su homóloga del 55 entre peronistas y contreras. En esa oportunidad, las intervenciones militares constantes y la consecuente proscripción del peronismo, aunque no se explicitara, estaban fundadas, entre otras razones, en la IGNORANCIA del votante peronista, en su elementalidad, en su pobre o nula formación intelectual.
Hoy la grieta es más compleja, como bien describís, ya que sin desdeñar los componentes míticos del voto peronista se ha sumado una pléyade de intelectuales o pseudo intelectuales que han añadido IDEOLOGÍA al modelo populista .Eduardo Zamorana
9:06 p.m.
Ay Bernardo!!! Ciento por ciento de acuerdo en todo. Triste realidad de un país que tendría que ser floreciente y potencia del mundo! Por donde uno mira, la decadencia avasalla. Corrupción, desnutrición, barbarie, falta de educación, inseguridad, falta de respeto a todo... Tengo esperanza de lograr ver una Argentina en serio. Creo que con este presidente, se vislumbra un futuro con más oportunidades, veremos que hace, y qué le dejan hacer! Mientras no erradiquemos esa militancia, sindicatos y corrupción , va ser difícil. Muy buena nota, muy buena reflexión. Gracias por compartirla. Nora.
9:09 p.m.
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