martes, enero 26, 2010

El motor vicioso de la necesidad y la urgencia

Por Fernando Mauri

Días pasados el politólogo Oscar Oszlak a través de una columna de opinión en Clarín
titulada El apuro por actuar sin conocer reflexionaba acerca del estilo de gestión determinista a partir de una presunta necesidad y urgencia a la hora de adoptar decisiones gubernamentales.

Creemos interesante rescatar algunos de los conceptos de este académico, investigador del Conicet y director de la Maestría en Administración pública de la UBA:

+ “En nuestro país, la necesidad y la urgencia siempre han terminado por justificar la adopción de decisiones basadas en criterios técnicos y políticos poco sólidos o mal analizados. El Fondo del Bicentenario es ejemplo de esa tendencia”.

+ “Albert Hirschman, economista heterodoxo y conocedor profundo de la realidad latinoamericana, (observó) la existencia de un patrón característico (en países de la región): un estilo decisorio en el que la motivación prevalece sobre la comprensión… una modalidad de actuación según la cual se privilegia la compulsión a actuar por sobre el debido conocimiento de la materia sobre la que se decide“.

+ “En nuestro país, la necesidad y la urgencia siempre han terminado justificando la adopción de decisiones basadas en criterios técnicos y políticos poco sólidos o insuficientemente analizados. Sería interminable enumerar las múltiples medidas que el Gobierno actual, y otros en el pasado, dispusieron de manera improvisada, inconsulta o contradictoria en sus consecuencias prácticas. La constitución del Fondo del Bicentenario es sólo una manifestación episódica de una tendencia que, lamentablemente, parece confirmar una regla”.

+ “Para producir los efectos buscados, una medida debe cumplir además otras exigencias…no debe dar lugar a interpretaciones equívocas sobre el destino de los fondos; debe asegurar que sus voceros comuniquen de manera consistente las razones que la fundamentan…la decisión debería ajustarse a los procedimientos jurídicos establecidos y, obviamente, encuadrarse en las reglas de juego democráticas. Estos "simples" recaudos consumen tiempos que las urgencias no respetan; pero garantizan que la decisión adoptada produzca mejores resultados y suelen generar legitimidad política. Soslayarlas, por el contrario, es fuente de fracaso, antagonismo y pérdida de calidad democrática”.


+ “Tal vez este estilo impulsivo y desinformado responde a ciertos rasgos propios de una cultura política cuyas raíces se hunden mucho más profundamente en la experiencia histórica de la Argentina … consecuencias de la inestabilidad institucional, los abruptos cambios de rumbo, la falta de "políticas de Estado. El divisionismo permanente, las irrupciones autoritarias, el presidencialismo exacerbado, han sido propuestos como explicaciones alternativas a esa recurrente desunión y falta de consenso. Pero hay algo más. Este estilo expresa, sin duda, la deliberada supresión del futuro y del pasado como dimensiones temporales significativas de la gestión pública”.

+ “Se tiende a minimizar el rol del Congreso, que es precisamente la institución fundamental de construcción de ese futuro a través de la legislación, y el rol de la Justicia y los órganos de control, que son los que evalúan y juzgan los actos pasados del Ejecutivo”.

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