lunes, abril 18, 2022

Pautas y sugerencias para el futuro gobierno

 Por Horacio Schick
>Abogado. Columnista de Construcción plural


Es evidente que los fracasos reiterados de nuestro país, en el plano
económico, social cultural y educativo, tornan necesario un cambio
de paradigma. Los actuales han fracasado Frente a este decepcionante
panorama, son necesarias reformas para un programa integral
de estabilización, crecimiento y cambio de régimen económico
“apolítico y desideologizado” (sic).
Torna por cierto considerar como una pauta el plan que está
elaborando el equipo del Instituto de
estudios (Ieral) de la Fundación Mediterránea, bajo la conducción de
Carlos Melconian. Al presentar
sus lineamientos hace dos semanas en la Bolsa de Comercio de Buenos
Aires, el economista
afirmó que el programa estará disponible para quien gane la elección
de 2023. Y que, a su juicio,
tendrá el desafío de gobernar en coalición, buscar acuerdos con la
oposición y discutir con los otros
poderes un marco legal viable para defender una Argentina capitalista
y progresista, que recree la
cultura del trabajo y la estabilidad de la moneda. Pareciera necesario
en un futuro gobierno de
distinto signo acuerdos con la oposición y discutir con los otros
poderes un marco legal viable para
defender una Argentina capitalista y progresista, que recree la
cultura del trabajo y la estabilidad de
la moneda. 



Algunas de los lineamientos que se exponen, y que se considera
interesantes para un
cambio de rumbo que permita que cese la declinación económica social y
cultural de nuestro país
y se inicie un nuevo rumbo de crecimiento son:
- Marco legal para una nueva institucionalidad fiscal. Regla fiscal
estructural, con límites al
gasto, el endeudamiento y el empleo público. Reforma administrativa.
Fondo anticíclico. Fondo mixto (público y privado) para incentivar la investigación y el
desarrollo. Nueva relación Nación-
Provincias: Coparticipación federal. Reforma tributaria. Acuerdos de
asociación interprovincial.
-Marco legal para un salto de la productividad privada. Desregulación,
incluyendo un marco
específico para la inversión en energía- con remoción de obstáculos y
trabas. Liberar el potencial
de los sectores con posibilidad de exportar para regionalizar el
desarrollo. Incentivos a la interacción
público - privada en ciencia, investigación y desarrollo, que integre
al sistema educativo y al
desarrollo tecnológico del sector privado.
-Reforma del gasto público: Replanteo de los subsidios económicos, con
una reforma integral
del sector energético para introducir racionalidad en los precios
relativos, incorporar compromisos
globales y generar señales para recuperar y hacer crecer la inversión
privada. Ídem para el sector
transporte.
-Riguroso análisis de prioridades en la inversión pública. Reducir el
costo de administración
del Estado, con reformulación del presupuesto de la estructura
burocrática para eliminar la
superposición de funciones e intensificar el uso de nuevas
tecnologías. Revisión de todos los
organismos descentralizados. Nuevo esquema de contratos de gestión de
las empresas públicas,
que incluya la apertura al capital privado a través del mercado de
capitales u otras alternativas.
-Asistencia social y equidad. Reformas al gasto social, con mejor
focalización, sin
superposición de jurisdicciones, sistemas de pago y de quiénes y cómo
asignan los planes sociales,
con énfasis en la educación y la capacitación. Consolidación de
programas y eliminación de
filtraciones para aumentar la cobertura en sectores muy marginales, la
eficacia distributiva y reducir
el clientelismo. Incentivos para que las empresas contraten a
beneficiarios de planes y éstos elijan
la formalidad.
-Guía para una reforma tributaria. Reducción del sesgo anti-
exportador. Privilegiar una
menor presión tributaria para actividades transables. Simplificar los
procedimientos tributarios para
reducir costos. Incentivos impositivos para la reinversión de
utilidades, en particular en investigación
y desarrollo. Eliminación de superposiciones tributarias y mayor
visibilidad (que el consumidor
conozca el componente impositivo de sus gastos).
-Relaciones laborales. Reordenamiento de los impuestos al trabajo para
maximizar la
formalidad. Actualización de los convenios laborales, según la
situación regional, el tamaño de las
empresas y el cambio tecnológico.
-Reforma de la organización federal. Mayor correspondencia fiscal, con
recomposición de la
autonomía de las provincias en la recaudación de impuestos y revisión
del régimen de
coparticipación. Eliminar la superposición de impuestos sobre una
misma base imponible. Fondo
transitorio para transferencias de nivelación de capacidad y necesidad
fiscal, con asignación
específica a educación, salud e infraestructura.
-Régimen monetario y cambiario. Reconocer legalmente la bimonetariedad
de la economía
argentina. Sin moneda, no hay mercado de capitales local, ni
financiamiento para la inversión
privada de las empresas medianas y pequeñas, ni para el acceso de las
familias a bienes durables
y vivienda. El régimen monetario que se adopte y su contribución al
crecimiento son altamente
dependiente de la política fiscal y la solidez del balance del Banco
Central para poder reconstruir
un mercado de capitales genuino. Y el régimen cambiario sólo será
exitoso si logra incrementar la
oferta genuina de divisas y el regreso al circuito productivo del
ahorro externo de los argentinos y
extranjeros. En cualquier régimen cambiario libre, la apertura a la
movilidad plena de capitales es
un punto de llegada y no de partida.
El éxodo de nuestros hijos, parientes y amigos nos está haciendo
reaccionar y nos damos
cuenta de que así no vamos a ningún lado, que es mejor pelearla en
nuestro, país que ser un
sudaca en algún lugar del mundo.
Si la mayoría de los argentos nos ponemos de acuerdo en que el dinero,
la dignidad y el
bienestar se ganan trabajando, esforzándose, con honestidad y
valorando el esfuerzo del otro,
tenemos la base para salir adelante y surgirán líderes que ejecutarán
este mandato mayoritario.
¿Seremos capaces de hacerlo? Si usted cree, como yo, que la respuesta
es sí, la Argentina
es muy barata y vale la pena el riesgo. Si usted cree que no, seremos
eternamente la oportunidad perdida. 

EXTRACTO de su informe completo: 





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