domingo, septiembre 23, 2007

J. Gambina, en Construcción Plural

Entrevista al economista -y columnista de nuestro ciclo de Radio Cultura- Julio Gambina:

"Una de las ideas que se menciona en caso de ser electa CFK es dividir el Ministerio de Economía en dos: una parte sería Hacienda, el tema presupuestario, el tema fiscal, cobrar los impuestos y definir el gasto; y a la otra le llamarían de Desarrollo, ahí estaría la política industrial. Uno de los nombres para este último que suena es el de Miguel Peirano. Es decir, continuar el mismo ministro de Economía pero con funciones recortadas. Pero no importa quienes sean los nombres en danza, la pregunta es si Mario Blejer -actual director del Banco de Inglaterra- aceptaría un cargo con recorte de poder. Blejer se haría cargo de cobrar y de gastar pero ¿quién define en qué gastar? Supuestamente el ministro de Desarrollo, el que tiene a su cargo la política industrial. Me da la impresión que no va a funcionar este mecanismo de la división del ministerio o que no hace falta un ministro del currículo o del peso internacional que tiene Blejer más allá de la opinión que cualquier ciudadano pueda tener de él y de su paso por el Banco Central de la Argentina y de sus opiniones respecto la política económica argentina o de la situación financiera internacional. Hay muchos que dicen que desde que estuvo Felisa Miceli y luego Miguel Peirano, el verdadero ministro de Economía es Néstor Kirchner. Muchos dicen que el ministro sin cartera seguirá siendo Néstor Kirchner. Esto obviamente es una especulación pero conociendo cómo es la política en la Argentina de estos últimos años y en pos de mantener la orientación principal, no es nada raro que esto ocurra, más allá de que lo que signifique en términos de calidad institucional".

"Lo que se viene para consolidar la gestión actual es un fenómeno estructural de política económica. Se debe recordar la convertibilidad que estaba herida ya cuando renunció Domingo Cavallo en el año 1996 y sin embargo duró hasta enero del 2002. Nadie se animaba, de los principales referentes de la política y la economía argentina, a hablar de un plan B, es más, se hablaba de que la economía funcionaba en piloto automático. Roque Fernández instauró esta concepción al reemplazar a Cavallo: había que seguir en piloto automático. Ahora se da la misma idea y podríamos traducirla de la siguiente manera: los sectores con relativo poder político y económico en la Argentina no tienen plan B y si Mario Blejer suena como candidato a funcionario de un próximo gobierno queda claro que no se animaría -por lo menos hoy que todavía no es miembro del gobierno- a hacer algunas críticas y mucho menos siendo funcionario. La estrategia es mantener lo que está porque hay una recuperación de la rentabilidad de las grandes empresas que actúan en la Argentina más allá de diferenciar beneficiarios en el bloque de poder económico. Por ejemplo, al comienzo de la devaluación los grandes perjudicados fueron bancos y privatizadas de servicios públicos, pero hoy en el año 2007 estos sectores no pueden decir que no estén satisfechos más allá de que obviamente pretenden que haya un incremento de las tarifas de los servicios públicos y demandan otros temas que vienen planteando. La tasa de ganancia para ellos se ha recompuesto en forma muy importante".

"El tema inflación es la cuestión real de preocupación y en ese sentido la presión es primero para el oficialismo avanzar en el sentido del pacto social que anunció la senadora CFK. Eso supone restringir la capacidad de demandar incremento salarial por parte de los gremios, es decir, tener unas paritaria previsibles, unas convenciones colectivas de trabajo previsibles y en términos reales supone disminuir la capacidad de negociación y de compra por parte del salario. Hay una imagen que si se controla el gasto de los sectores medios y de ahí para abajo, puede contenerse la inflación".

"Hay un diagnostico en el sentido de que el problema de la inflación es un problema de demanda. Un acuerdo tripartito como el que se plantea es cristalizable desde la visión del oficialismo, pero yo entiendo que la inflación no está sólo asociada a cuestiones monetarias, a cuestiones de costos de producción o de demanda, sino que hay fenómenos estructurales de capacidad de establecer precios en el mercado totalmente controlado por muy poquitas empresas. Se acaba de hacer un acuerdo por el precio de la papa donde se ha involucrado hasta el presidente, todos se van a comprometer a llevarlo adelante pero sabemos que así con la papa y con otros productos frescos, existe el peso del monopolio y hay empresas que no tienen ningún empacho en suscribir cualquier acuerdo a nivel oficial y después trasladar al conjunto de la cadena comercial precios diferenciados, condiciones de pago distintas que en definitiva hacen que uno cuando va al supermercado se encuentre con precios más altos".

"Por lo tanto puede terminar acordándose un pacto social como parte de un acuerdo político y tras 60 años de peronismo hay que ver la capacidad de la sociedad de enfrentarlo. Por ahora al gobierno nacional no le entran balas. Con la crisis de Santa Cruz, con la crisis oportunamente en Misiones, o resultados electorales como los de Tierra del Fuego o Capital Federal o Santa Fe, van quedando sedimentos. Sucede que la economía lo tapa todo. Y eso incluye también a la política, porque nada de lo que está ocurriendo todavía hace mella en un triunfo tranquilo del oficialismo en octubre. Eso sí, a veces la liebre salta en el momento menos pensado. Pasó con Carlos Menem, pasó con Fernando De la Rua, el 18 de diciembre de 2001 nadie imaginaba que el 19 saltaba Domingo Cavallo del Ministerio de Economía. Es verdad que hay mucha improvisión y el escenario se agravaría ante la ausencia de un plan B".

"Imagino, mirando lo que pasa a nivel mundial, mirando lo que pasa sobre todo en América Latina una conflictividad muy exacerbada en el futuro cercano. Eso hace pensar que el 2008 pueda llegar a ser un año de una problemática creciente que obligue a tomar algunas medidas".

El modelo chileno

Interesante compartir esta aproximación al ampliamente idealizado modelo económico chileno, a partir de esta entrevista del colega José Natansón para el matutino Página 12 al dirigente socialista chileno Carlos Ominami, ex ministro de Economía del gobierno de Patricio Ailwyn, ex jefe de campaña de Ricardo Lagos, hoy senador nacional, y a la vez investigador universitario.
Destacamos estas consideraciones -la nota completa se halla en www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/index-2007-09-17.html:

"El modelo económico no se entiende, entre otras cosas, sin dieciséis años de dictadura. Y si la receta es tener dieciséis años de dictadura, entonces no se lo recomiendo a nadie. El de Chile fue un éxito, pero en condiciones muy particulares, con una apertura muy precoz. Chile fue el primer país latinoamericano que se abrió al mundo, y tiene ciertas características especiales. Chile tiene cierta dotación de recursos, es un país muy limpio desde el punto de vista fitosanitario, casi una isla por la cordillera y el mar. Y con un Estado que razonablemente funcionaba y que el gobierno militar no desarmó. La principal empresa de Chile sigue siendo Codelco, que es estatal".
"Yo soy senador de la Concertación, pero soy bastante crítico de la política económica. Tenemos buenos resultados en pobreza, pero malos en igualdad. En Chile, los ricos son cada vez más ricos. Eso no sería un problema. El problema es que son cada vez más poderosos: tienen poder político, económico, mediático".
"En el corto plazo hay que modificar algunos temas sensibles y delicados, pero fundamentales, como el tributario. Chile tiene una estructura tributaria en donde los ricos prácticamente no pagan impuestos. Al inicio de la Concertación se intentó cambiar esto, pero luego se lo fue dejando de lado. En 1990, cuando yo era ministro de Economía, hicimos una reforma tributaria, aumentamos los impuestos a los sectores ricos para financiar no inflacionariamente las políticas sociales. La mayor parte de lo recaudado en Chile es por vía de impuestos indirectos y el IVA es del 19 por ciento. El Impuesto a las utilidades de las empresas es de 17 por ciento, muy bajo. Y, además, si una persona paga 17 por ciento como socia de una empresa lo puede desgravar de sus impuestos personales".

"Un segundo tema importante es el mercado salarial y los temas de negociación colectiva. En Chile se negocia colectivamente menos del 10 por ciento de la masa salarial. No hay incentivos a formar sindicatos porque no hay negociación colectiva. Y nuestra estructura productiva genera desigualdad. La mayor parte de los sectores dinámicos, salvo la gran minería, generan relaciones laborales muy precarias: por ejemplo, el sector agroindustrial está apoyado en trabajadores mal pagados, sin cobertura social. Lo mismo con el sector forestal, uno de los grandes sectores exportadores, con salarios mínimos de 120 dólares".

"Cuando Pinochet dejó la presidencia, Chile tenía casi 40 por ciento de pobreza, fue una buena decisión haberse focalizado en los sectores más pobres, aunque hoy sea insuficiente. De 38,9 por ciento en 1990 de pobreza pasamos a 13,8, una baja sustancial. No hay ningún otro país de América latina que haya logrado esto. La indigencia también bajó mucho, hoy se encuentra por debajo del 5 por ciento gracias a los planes sociales específicos, profundizados durante el gobierno de Lagos. ¿Qué ocurre ahora? Hay un sector de clase media empobrecida, que no llega a ser pobre, pero que tiene grandes costos y pocos beneficios. Al ser un sistema económico totalmente privatizado, este sector sufre mucho: la universidad es cara, las tarifas son caras. Y la gente ha entrado en niveles de consumo importantes, son sectores que están bajo un gran agobio económico. Este sector es el centro de una cierta desazón, incomodidad, malestar. Ven el consumo, participan de alguna forma, pero les cuesta incorporarse plenamente. La cuestión es cómo dar un salto en estos sectores medios empobrecidos".

"El gran tema que tenemos hoy por delante es la reforma del sistema de previsión social, va a generar un impacto internacional. Chile era presentado como joyita de la reforma previsional por su sistema privado de capitalización individual. La vendieron en todas partes: en Argentina, en los pobres países de Europa del Este. La vendieron sin misericordia. Y ahora tenemos un sistema en el que el 50 por ciento de los trabajadores no tiene previsión. Y de los que están adentro, a una parte importante no le alcanza para la pensión mínima. Se necesita un cambio importante: se va a establecer una pensión mínima solidaria para todos y se van a mejorar las pensiones más bajas".

"El nuevo sistema sigue siendo totalmente privado, eso no se cuestionó. La reforma crea un gran pilar solidario, pero sin cuestionar la capitalización individual. Este pilar solidario permite que aquellas personas que no tienen pensiones tengan algo. Y que aquellas que tienen pero no llegan, reciban un adicional para mejorar".

"Chile que ha ido generando una cierta base productiva, a la que le falta, por supuesto, porque le falta innovación, diversificación, está muy concentrada en recursos naturales, pero tiene cierto dinamismo. Hay una clase empresarial que pasó por todos los rigores de la apertura, la competencia y que hoy sale al mundo. Son empresarios que están en Brasil, en Argentina. El problema principal es el subdesarrollo político. Tenemos un presidencialismo demasiado fuerte. Nosotros, a finales de los ’80, pensábamos que había que atenuar el presidencialismo, que venía de la historia del siglo XX y que fue agudizado por Pinochet. Pero los presidentes de la Concertación se acomodaron a eso. Era lógico que Ailwyn lo hiciera, también Frei, porque aún estaba Pinochet, con mucho poder, y había que enfrentarlo. Pero ya Lagos podría haber hecho otra cosa. Los grandes problemas de Bachelet hoy tienen que ver con eso. Se crean vacíos porque el presidente no puede ocuparse de todo. Y entonces el que se ocupa de todo es el ministro de Hacienda".