miércoles, abril 16, 2025

Construcción Plural del 160425

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Abordajes - Diálogo con Daniel Kiper

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martes, abril 15, 2025

Abordajes - Columna de nuestro Corresponsal radial Gustavo Ferrari Wolfenson

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lunes, abril 14, 2025

Las tierras raras en la zona de conflicto: Arrojar claridad es el inicio.

 Por Lisandro Zamorano


Hablar y oír de las tierras raras es propio de algo poco
habitual en la esfera pública. Una forma de entender este
fenómeno está en notar que es precisamente un material o un
mineral escaso, lo que conduce a valorar su importancia en
términos de seguridad económica, nacional, así como
tecnológica. Dicho elemento no puede ser reemplazado tan
fácilmente por otros, asimismo que su disrupción en los
suministros puede llegar a generar dificultades a escala
interna. Es por ello que se dice que es un material crítico
y determinante. El rol estratégico que ocupa este material
fue ampliándose, implicando más y más elementos en la tabla
periódica que han sido añadidos a esta en los últimos años.

Las tierras raras son empleadas en toda rama de la
tecnología, sin embargo se requieren en su forma metálica,
y en el mundo se encuentran en muy sofisticados y escasos
compuestos materiales. A partir del proceso de extracción
de varias minas, se deben primero separar primero los
minerales que tienen diferentes químicos. Las tierras raras
son encontradas dentro de minerales específicos, que deben
ser separados dentro de óxidos de tierras raras.
Posteriormente, se debe tomar dichos óxidos y
eventualmente desarrollar los metales. Se trata, a decir
verdad, de un proceso sumamente complicado. En este
sentido, de acuerdo con los acontecimientos geoeconómicos
donde hubo un acercamiento estadounidense hacia Ucrania que
después se esfumó, es difícil pensar que Ucrania puede ser
la fuente más rica en tierras raras, porque hay un extenso
margen de partes involucradas que tienen lugar en el
proceso. Canadá o los sectores que comercializan el litio
en América del Sur, por ejemplo. Existe una mayor cantidad
de estos recursos en nuestro continente o en Australia que
en Ucrania.

Respecto al litio, no está en el top 20
de recursos de Ucrania o sus reservas. Está lejos de ser
abundante, y donde más se puede hallar es en América del
Sur. Por lo cual, hablar de recursos de litio en Ucrania es
incierto. Hay, más allá de esta mención, importantes
minerales que Ucrania posee. Son aquellos que contienen
titanio, al parecer cuentan algunos con cobalto y litio,
aunque vale la pena examinar mejor esta cuestión. Si se
empieza por el litio, la respuesta está expresada
anteriormente. Con el titanio, los Estados Unidos producen
titanio y un 60 por ciento del mismo es reciclado en el
país. Ucrania sí tiene titanio. Pero no se puede comparar
el titanio norteamericano y el proveniente de
Ucrania. El grafito es otro elemento clave en esta batalla,
utilizado para baterías y Ucrania también lo tiene. La
realidad es que China domina este mercado. De nuevo, no se
conocen con certeza los datos de producción de grafito en
Ucrania. Además, el cobalto, otro mineral de importancia
crítica, necesario para baterías y otras aplicaciones
importantes en los Estados Unidos. Gran parte del mismo
viene del Congo y se encuentran en una dinámica de
conflicto por conservarlo. Actualmente, hay cobalto en
Ucrania como también en Rusia y en Australia. Congo y Rusia
se encuentran como los mayores poseedores, mientras que
respecto a Ucrania, nuevamente, las reservas de este
mineral se desconocen. Las fuentes son del relevamiento
geológico de los Estados Unidos cuya reputación se
encuentra entre las más confiables en cuanto a recursos y
reservas.

1 https://www.usgs.gov/media/files/mineral-industry-ukraine-2016-table-only-release


sábado, abril 12, 2025

Rescatando al soldado Caputo - El déjà vu de la dependencia

 Por Daniel Kiper


Luis Caputo, el artífice del megacrédito de USD 57.000 millones con el FMI en 2018, vuelve al centro de la escena como protagonista de otro episodio clásico del manual económico argentino: el salvataje financiero con consecuencias sociales devastadoras.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un nuevo programa para Argentina bajo la forma de un Acuerdo de Servicio Ampliado (SAF) por USD 20.000 millones, con un desembolso inmediato de USD 12.000. El objetivo declarado: fortalecer reservas, facilitar la salida del cepo y “recapitalizar” al Banco Central.

Pero detrás del relato técnico del Presidente y de las loas al “orden macroeconómico” del staff del FMI, los rostros adustos del gabinete hablaban por sí solos. Lo que se está gestando es un nuevo capítulo de ajuste. Y sus protagonistas no están en los palcos oficiales. Tienen nombre y apellido: el pueblo argentino.

El déjà vu de la dependencia.

Argentina ya vivió esto. Desde 1956, ha firmado 23 programas con el FMI. Todos con la misma receta: ajuste fiscal, apertura comercial, liberalización financiera y endeudamiento externo.

El resultado fue también recurrente: caída del consumo, aumento de la pobreza, pérdida de soberanía económica. Y crisis. La de 2001, tras años de obediencia al Fondo, terminó con 1 de cada 5 argentinos sin trabajo, ahorros confiscados, violencia social y un default. La gente saqueó supermercados para comer. El pueblo pagó con sangre la “responsabilidad fiscal” de las elites.

¿Recapitalizar el BCRA o rescatar a los de siempre?

El gobierno presenta este nuevo acuerdo como parte de un “plan de estabilización”. Pero la realidad sugiere otra cosa.

En los últimos meses, grandes jugadores financieros ingresaron dólares al mercado oficial, colocaron pesos en instrumentos con tasas reales elevadas y ahora –con la promesa de una liberación del cepo y una nueva línea de dólares frescos del FMI– están listos para reconvertir sus pesos en dólares. Es la bicicleta financiera reloaded: entrar caro en pesos, salir barato en dólares antes del colapso.

Y como entonces, ¿quién se hará cargo de la salida de divisas que provocará esta ingeniería? El pueblo argentino. Porque esos USD 12.000 millones no son para inversión productiva, ni para obra pública, ni para salud, ni para salarios. Son esencialmente, para financiar esa salida. Para que los que apostaron a la timba no pierdan. ¿Y quién paga? Siempre el mismo: el que no tiene cómo llenar la heladera a mitad de mes.
Tengamos memoria: en 2018, con Caputo como ministro de Finanzas, una maniobra similar anticipó la fuga de más de USD 10.000 millones en pocas semanas. Sin aprendizaje, repetimos la historia

¿Qué significa “recapitalizar el Banco Central”?

En palabras simples: tomar deuda para pagar deuda. El BCRA no se “recapitaliza” con deuda. Se endeuda. Así de simple. Y lo hace emitiendo pasivos bajo legislación extranjera, es decir, perdiendo capacidad de maniobra monetaria y jurídica. Es pretender fortalecer nuestra economía familiar hipotecando nuestra casa aún más.

En efecto, en lo inmediato se endeuda en USD 12.000 millones más, bajo jurisdicción internacional y condicionados por metas de ajuste, para pagar deuda. Cambiamos el collar. No ganamos libertad.

“Recapitalizar” es una palabra engañosa. No implica fortalecimiento genuino del balance del Central, sino una forma de evitar que explote el sistema antes de que los que deben irse… se vayan. Para que los grandes jugadores financieros puedan llegar a la puerta de salida.

Nada nuevo bajo el sol.

Desde Prebisch en 1955, Martínez de Hoz en 1976, Cavallo en los ’90 y el propio Caputo en 2018, y hoy, Sturzenegger y Caputo como guionistas del nuevo libreto del ajuste eterno. los planes de estabilización basados en deuda externa, ajuste fiscal y apertura irrestricta terminaron igual: endeudamiento insostenible, destrucción del empleo, cierre de empresas y fuga de capitales.

La historia es circular. Los actores cambian, el libreto no. Siempre prometen crecimiento, siempre llega la crisis, dejando un saldo de mayor desigualdad, desindustrialización y pérdida de soberanía económica.

¿Qué sigue?

El propio FMI deslizó que el programa apunta a una futura liberalización del tipo de cambio. Es decir: levantar el cepo. Pero eso no se hace sin respaldo. Por eso este préstamo no es para estabilizar. Es para garantizar que los dólares estén… cuando los grandes quieran irse.

Mientras tanto, se recortan subsidios, se paraliza la obra pública, se destruyen convenios laborales, se criminaliza la protesta y se plantea una reforma del Banco Central que implica ceder aún más soberanía monetaria.

Es el mismo patrón de siempre: privatizar las ganancias, socializar las pérdidas.

Crónica de un final anunciado.

Rescatar al soldado Caputo no es rescatar al país. Es rescatar a los de siempre: a los que juegan a la ruleta con la economía nacional y nunca pierden. Es darles una salida elegante a los que entraron por la ventana de la especulación, a los mismos sectores que siempre se benefician de la Argentina en crisis. La diferencia es que ahora no lo hacen en nombre del “progreso” o la “modernización”, sino de la “libertad”.

Pero como la historia nos ha enseñado una y otra vez: cuando se garantiza la libertad para la fuga de unos pocos, el pueblo argentino queda “atrapado sin salida”

Esta tarde iré al cine a ver un estreno. Porque esta película que hoy les comento… ya la vi.
Y si no aprendemos a cambiar el guión, el final será el mismo de siempre.

Inflación, devalú y cepo

Por Fernando Mauri



Ufanarse de que "todo marcha de acuerdo al plan" cuando el plan amenaza con colapsar es, cuanto menos, particular. Más aún cuando se acaba de dar a conocer el dato de inflación de marzo, que sorprendió a todos: no solo interrumpió la desaceleración que se había cortado en febrero, sino que nos retrotrajo a niveles de hace más de medio año atrás al registrar un 3,7%, rozando nuevamente el 4%. Y para mayor complejidad, con el rubro Alimentos, el más importante para los consumos populares, bordeando el 6%. Pareciera que la inflación lejos estaba de ser pulverizada, y ni hablar de caberle un saludo porque "se va".  
Para el mes en curso, el número que difundirá el INDEC no pinta 
precisamente mucho más llevadero.  

Festejar con épica impostada  que todo va según lo previsto mientras rogamos a Dios Trump ayuda, resulta insólito. Es cierto que el patotero del Norte brindó un impresionante espaldarazo (en todo: cantidad, desembolso inmediato y uso de libre disponibilidad) y permite recuperar al Gobierno tras más de dos meses un poco la iniciativa política extraviada, pero esta megaayuda surge porque el presidente Milei fue a pedir la escupidera a raíz del fracaso total de su política cambiaria y parcial de su política económica. Al Banco Central se le vienen escurriendo los dólares temerariamente a causa del atraso cambiario y  la famosa "ancla cambiaria" se agotó como herramienta para contener el alza de precios. Nos vinimos a enterar asi que la inflación no era meramente un fenómeno derivado del exceso de dinero y excesivo gasto público como generador del déficit fiscal. 
 
La puesta en escena oficial llevó a festejar cual Mundial de fútbol un mayor endeudamiento vendido bajo el disfraz de la salida final del cepo, medida que aunque se omita que es gradual (en lo concerniente a las empresas, muchas de las restricciones cambiarias cruzadas se mantienen; por ejemplo, las compañías no están autorizadas a comprar bonos del Tesoro norteamericano) no deja de ser satisfactoria aunque demorada.  


Asimismo no se admite que se terminó devaluando, lo que desde el
primer mandatario y el ministro endeudador eterno Toto Caputo para
abajo se dedicaron a negar tan reiterada como enfáticamente que fuera
a acontecer. La mentira constituye como entre tanta casta, un eje
nodal de la construcción política de los libertarios.

El lunes, el dólar abrirá en 1.200, 1.300, 1.250 pesos... Tal vez
luego baje un poco, pero en esencia se producirá una devaluación del
20 al 25%.
El tipo de cambio está desfasado, cabía retocarlo, claro que con su
parafernalia grosera habitual es algo que Milei se cansó de negar, ya
sea la depreciación inevitable, ya sea el nuevo esquema de bandas de
flotación que le impuso el Fondo.
El mismo Milei que iba a dolarizar, iba a ser transparente anticasta y
es un miembro destacado más de ella así como su elenco de gabinete
(crypto gate, les suena?), iba a expulsar al comunismo reinante y
terminó enamorado de los yuanes de China, cambió su voto sobre el
impuesto a las Ganancias. Mejor no seguir para no cansar.

El Gobierno consigue aire, imposible no robustecerse con 30 mil
millones de dólares -más menos- entre FMI y organismos multilaterales
teledirigidos por el tío Donald.
Y así pasamos de un exitismo fallido a otro. Plumas de colegas
periodistas vendidas al oficialismo refieren por estas horas a que "Al
Gobierno ya no le preocupa el precio del dólar". Genialidad pura.
O "tememos a la deflación". Son tan grandes los mileístas¡¡¡ No es
para menos, tenemos el líder intergaláctico más importante de la
historia en la Rosada.

Sin embargo, sólo el tiempo pondrá las cosas en su lugar y marcará lo
consistente o efímero del enorme respaldo en forma de toma de nuevo
endeudamiento "inmoral", pócima  que siempre blanquea un salvavidas ante un
fracaso e hipoteca el futuro, según un tal Milei se ha cansado de
declarar, claro que  lo hizo antes, en modo candidato. Fluctuamos entre las lecturas tremendistas de un revival 2018 macrista con caída libre (Toto, teléfono) y la Argentina volando a tasas "argentinas" (ya no chinas).

El amigo Trump ojo, jugará en contra en términos de devaluaciones
competitivas y barreras comerciales. No todo lo que viene del Norte es amigable.
Otro tanto a auscultar es la deriva inflacionaria, lo que le importa al ciudadano
votante en definitiva (al que no le mueve demasiado el amperímetro  el
cepo o unas bandas cambiarias), que bien puede volver a desacelerar en
forma, si bien no creemos que antes de junio, y así ayudar a
encaminar a un triunfo en las elecciones de medio término a LLA. 
Como ya dijimos, tiempo al tiempo...

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viernes, abril 04, 2025

El Virrey

 Por Daniel Kiper 



Desde que asumió la presidencia, Javier Milei se comporta más como un virrey que como un jefe de Estado soberano. En lugar de defender el interés nacional, adopta una postura servil y acrítica hacia los Estados Unidos, particularmente hacia Donald Trump, ignorando las señales evidentes de que el modelo de liderazgo del mandatario norteamericano no contempla aliados, sino subordinados.

La reciente decisión de Washington de aplicar aranceles altísimos a productos extranjeros —incluida la Argentina—, lejos de generar una respuesta firme, motivó al presidente argentino a subirse al avión para mendigar una foto que no llegó y una reunión de jefes de Estado que aún no le fue concedida. Y como si la humillación diplomática no fuese suficiente, anuncia la eliminación unilateral de ocho observaciones efectuadas por Estados Unidos con la esperanza (incierta) de alcanzar un “acuerdo de arancel cero”, sin advertir que:
1. no hay “acuerdo” sin reciprocidad,
2. no hay soberanía sin dignidad,
3. no hay desarrollo sin comprender la realidad geoeconómica.

Estados Unidos no busca un socio en Argentina: busca un proveedor obediente. Y Milei parece decidido a asumir ese papel, aunque eso implique desmantelar lo poco que queda de la industria nacional y colocar nuestros recursos naturales a disposición de potencias extranjeras. En definitiva, se compromete con la idea de Trump: Make America Great Again, sin advertir que ese lema no incluye a la Argentina.

Del Cabildo al presente: la historia se repite

A lo largo de nuestra historia, los proyectos entreguistas se disfrazaron de modernización, globalismo o libertad. El virrey Sobremonte evacuaba las riquezas del Alto Perú mientras dejaba a Buenos Aires a merced de los invasores. En el siglo XIX, se impuso un modelo de una Argentina subordinada a intereses británicos. Más tarde, durante la dictadura militar y los 90, se consolidó un modelo que hipotecó la industria, vendió las joyas del patrimonio público y convirtió al país en una economía extractiva y dependiente.

Milei encarna una versión 4.0 de ese mismo esquema: con una estética nueva, un discurso libertario reciclado y una retórica antisistema que, paradójicamente, lo ubica como el más obediente representante del capital financiero global y los intereses de las potencias. Si antes los virreyes respondían a la corona española, hoy el virrey libertario responde al capital norteamericano, al Departamento de Estado y al complejo industrial-financiero de Washington.

La guerra arancelaria como oportunidad perdida

La política de aranceles que Trump ha lanzado constituye, para países como Argentina, una oportunidad única de conquistar nuevos mercados. Productos agroindustriales, minerales estratégicos y energía podrían posicionarse en plazas hoy restringidas, siempre y cuando el país diseñe una estrategia competitiva basada en:
1. un tipo de cambio real competitivo,
2. incentivos productivos, y
3. una diplomacia económica activa y pragmática.

En vez de eso, Milei pretende convencer a su electorado de que el desarrollo vendrá por agradar al nuevo emperador. Ignora —o finge ignorar— que la economía argentina no es complementaria de la norteamericana, sino competitiva. Vendemos lo que ellos también producen: granos, carne, energía, bienes industriales. Si Estados Unidos sube sus propios aranceles para proteger a sus productores, ¿por qué habría de abrirse a los nuestros?

Recursos naturales: saqueo a cielo abierto

Otro rasgo del virrey moderno es su mirada extractivista. La entrega de Vaca Muerta, el litio y los proyectos mineros en condiciones leoninas no es un error: es un plan. Mientras el norte global disputa el dominio sobre minerales críticos para la transición energética, Argentina resigna su rol soberano sobre recursos clave, acepta condiciones abusivas y renuncia al agregado de valor.

Ejemplo de ello es el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), presentado como panacea para atraer capital extranjero, pero que en la práctica permite a las multinacionales llevarse recursos estratégicos con mínimos impuestos, sin exigencias de contratación local ni reinversión en el país. El RIGI institucionaliza el saqueo: convierte la explotación de nuestros bienes comunes en un negocio para otros, sin beneficios reales para los argentinos.

Malvinas: sumisión diplomática sin precedentes

La política exterior de Milei no solo cede en lo económico, sino también en lo simbólico. Por primera vez desde el retorno de la democracia, un presidente argentino contradice abiertamente la posición histórica sobre la soberanía de las Islas Malvinas, al referirse al “voto de los kelpers” como una variable legítima en la discusión. De ese modo, desconoce las resoluciones de Naciones Unidas que sostienen que se trata de una disputa de soberanía entre dos Estados, no de un derecho de autodeterminación de una población implantada.

En su afán por no incomodar al Reino Unido y quedar bien con sus aliados anglosajones, Milei renuncia al reclamo histórico por Malvinas, una cesión diplomática que ni los gobiernos más pro-occidentales del pasado se atrevieron a protagonizar.

Conclusión: el modelo Milei no es libertad, es sumisión

Javier Milei no está construyendo una Argentina libre ni moderna: está retrocediendo a un modelo colonial disfrazado de liberalismo. Renuncia a la defensa del interés nacional, se subordina al poder extranjero, entrega los recursos estratégicos y arrodilla la diplomacia frente a gobiernos que lo desprecian.

La historia juzgará a este experimento con la severidad que merece. Pero hoy, en tiempo real, debemos señalar lo evidente: no gobierna un presidente. Gobierna un virrey. No hacerlo es ser cómplice. Y mientras los intereses del pueblo quedan postergados, los jubilados son apaleados, la industria cierra fábricas y despide personal, el laburante no llega a fin de mes y la clase media se convierte en un recuerdo de tiempos mejores, nuestro presidente actúa como un virrey.

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jueves, abril 03, 2025

Abordajes - Diálogo con Gustavo Ferrari Wolfenson

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viernes, marzo 28, 2025

Abordajes - Diálogo con el consultor político Hugo Haime

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