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¿Carta abierta o Truman show?
Por Eduardo Zamorano - Abogado / columnista de CONSTRUCCION PLURAL, el programa de Fernando Mauri en FM Radio Cultura.
CARTA ABIERTA es una organización de intelectuales alineados con el Gobierno.
Resulta arduo definir a “un intelectual”; restringiéndonos al lenguaje coloquial podría aceptarse que alude a una persona avezada en algún saber (generalmente situado o ligado a las ciencias sociales) que dedica parte de su tiempo a pensar sobre la realidad que lo circunda.
A mediados del siglo pasado, al sustantivo “intelectual” se le adicionó el adjetivo “orgánico”. La expresión introducía un distingo de gran significación al punto de generar vigorosos debates y controversias.
En efecto los “intelectuales orgánicos” se comprometían con una determinada ideología o modelo político orientando sus esfuerzos a apuntalarlo desde lo teórico; en contraposición, se levantaban los “intelectuales puros”, fieles al principio de reflexionar con autonomía y libres de cualquier condicionamiento.
Aunque sumamente atemperada, la divisoria de aguas subsiste hasta el presente, alternando momentos de mayor o menor virulencia. En lo personal, estimo que se trata de un encasillamiento forzado. Por una parte, nadie puede presumir de un pensamiento incontaminado de orientaciones ideológicas, aunque desde el ángulo opuesto debe admitirse que la militancia partidista impone, cuando es auténtica, claras restricciones en las expresiones públicas de las posturas personales, límite incompatible con un genuino librepensador.
Sin ánimo descalificatorio, conceptúo que los miembros de CARTA ABIERTA representan una variante de “intelectual orgánico” si bien que aggiornada a la actual política doméstica, caracterizada por la inexistencia de partidos estructurados y sí por movimientos o corrientes de fácil y vertiginosa mutación.
El sábado 25 de mayo, los integrantes de CARTA ABIERTA dieron pública lectura a su mensaje Nro. 13 bautizado “LO JUSTO”. Como es sabido, el grupo emite pronunciamientos (denominados “cartas”), en forma periódica, sobre determinados acontecimientos o circunstancias del devenir político del país.
El propósito de este Panorama es comentar brevemente la última epístola de los intelectuales orgánicos del kirchnerismo. Previo a ello, puntualizo un aspecto que no deja de sorprenderme cuando leo sus manifiestos.
Hago referencia al lenguaje complicado, barroco, casi críptico que campea en la redacción de sus documentos.
Es cierto que los intelectuales en general suelen estar peleados con la pedagogía, pero, es del caso, que este grupo se auto reivindica como “nacional y popular”; tal condición presume la vocación de llegar a las más amplias franjas de la población. En este sentido, puedo imaginar la perplejidad de la extraordinaria multitud que colmó la Plaza de Mayo y sus adyacencias al internarse en los meandros sintácticos, adjetivos extraños, y metáforas rebuscadas de la “carta trece”.
Este indiscutible elitismo en sus expresiones es un contrasentido con el apego a lo popular que proclama el grupo.
Yendo a la carta en cuestión, en esta oportunidad se dedica a cuestionar acremente a los medios opositores, haciendo hincapié en el show televisivo cómico-denuncialista llamado “PERIODISMO PARA TODOS-P.P.P.” de Jorge Lanata.
A continuación, entonces, intento una síntesis del esquema argumental de CARTA ABIERTA y planteo mis discrepancias con el mismo.
1.- Sostiene que existe una descomunal campaña de desprestigio montada contra el Gobierno, centrada en calumniar al ex presidente Néstor Kirchner al presentarlo como un corrupto, casi un fetichista del dinero.
“ La oscura figura del avaro, la brutal construcción del ´judío´ con los bolsillos llenos de dinero que supo desplegar el antisemitismo exterminador, el relato de fabulosas bóvedas rebosantes de oro y de billetes se convierten, como en otros momentos de nuestra historia en la que gobiernos populares fueron derrocados por ominosas dictaduras mediante la estética del más consumado amarillismo periodístico, en el santo y seña de una oposición que busca destruir no sólo a un gobierno, sino la propia legitimidad de la política”.
Independientemente de la verdad o falsedad de los ilícitos que los medios opositores endilgan a Néstor, el paralelismo con la propaganda nazi desplegada contra los judíos así como la referencia al antisemitismo es un exabrupto rayano en el ridículo.
Ello, amén, del presumible fastidio que el mencionado parangón puede generar en la colectividad judía.
2.- Postula que “LO JUSTO” es, entre otras cosas, la acción kirchnerista consistente en “….poner en cuestión la hegemonía de aquéllos que condujeron al país a la desigualdad y la injusticia”.
Pero ¿quiénes fueron los malvados? no se expresa con nitidez en la epístola.
De igual modo ¿cuándo comenzó la tragedia? También hay silencio en este punto.
Este enfoque es peligroso ya que si, por vía de mera hipótesis, arrancáramos desde 1983, pues transcurrieron treinta años. Dentro de ese lapso, veintidós encontraron en la conducción del país al peronismo, credo político asumido como propio por la Presidenta (incluso resaltado en su discurso del 25 de mayo) y sus colaboradores.
Soy conciente que CARTA ABIERTA replicaría afirmando que el menemismo y el duhaldismo nada tienen que ver con el actual modelo.
Pero el planteo devendría endeble. Debe considerarse, al respecto, que Néstor y Cristina apoyaron entusiastas buena parte de la gestión menemista, así como que Duhalde fue el factótum que posibilitó que Néstor alcanzara la presidencia en 2003.
Desvincular olímpicamente al kirchnerismo del peronismo no pasa de la retórica.
3.- Impugna “….. la prédica seudomoralista que busca deslegitimar a gobiernos democrático-populares utlizando los recursos, antigüos, de la denuncia serial y el fantasma de la corrupción”.
¡Carámba! admito que este párrafo me inspiró el título de esta nota. Recuerdan la película “THE TRUMAN SHOW” donde Jim Carey era un tipo común al cual un reality show le había inventado un universo paralelo, una realidad ficticia, un microcosmos ideal ajeno al verdadero y tangible.
Para las luminarias de CARTA ABIERTA en nuestro país la corrupción pública durante la década kirchnerista es algo tan deletéreo e inasible como un “FANTASMA”.
Empero, hay circunstancias incontrastables que desmienten este carácter cuasi marginal que insinúa Carta Abierta.
Por ejemplo: ¿cuál es la naturaleza de los incrementos patrimoniales desorbitados obtenidos, en tiempo record, por un alud de funcionarios públicos desde el vértice hasta la base de la pirámide de la alta burocracia estatal?
Aquí las pruebas no surgen de las pesquisas estrafalarias de Lanata y su troupe. Están en las declaraciones juradas correspondientes al impuesto a las ganancias y bienes personales del plantel político kirchnerista. No hay magia, injuria, operación de prensa que valga. Es documentación emanada de los propios involucrados.
No hace falta proporcionar nombres. Es de público y notorio. Desde el 2003 al presente, se pasó de la humildad franciscana a la opulencia berlusconiana -y perdón por la rima involuntaria-.
Se podría continuar desmenuzando las opinables -por momentos delirantes- ponencias de Carta Abierta en su avanzada contra los medios opositores, así como su defensa de la virginidad kirchnerista en materia de negociados. Más aún si los lectores se arman de paciencia y un Diccionario a mano, recomiendo la lectura del documento ya que, entre otros hallazgos, contiene afirmaciones francamente hilarantes.
En este sentido, en tren de reirme con ganas, lo prefiero al programa de Lanata cuya procacidad y frecuentes golpes bajos me desmotivan para el divertimento.
Para concluir, puntualizo que creo en la honestidad intelectual y personal de los principales referentes de CARTA ABIERTA. Sin embargo, como apuntara Jorge Fernández Díaz en artículo memorable (La Nación del 24/5/13) el “enamoramiento” (personal o político) es un hechizo, un sortilegio obnubilante bajo cuyo conjuro “….uno idealiza al otro y termina requiriéndole que sea fiel a esa construcción ficticia.”