Decimos sorpresiva porque sin dudas ni el más
optimista de los "desencantados" o críticos pudo esperar reunir la cantidad de
gente que se congregó en todo el país; hablamos de cuanto menos un cuarto de
millón de personas.
* Discutir sobre si las marchas fueron
"espontáneas" o no, no parece ser relevante. Más bien apuntaríamos al carácter
"no aparateado" de las distintas movilizaciones, y por aún más,
no haber recurrido a recursos públicos como se
estila en muchos de estos casos.
* Las manifestaciones fueron pacíficas, más allá de que el dispositivo
mediático-político oficial haya rotulado"La marcha de odio" en
singular, estigmatizando y a la vez ninguneando a las diversas concentraciones
que, como en típico efecto de masa, registraron extremismos verbales repudiables
por parte de algunos asistentes. Nada diferente de lo que suele acontecer en
las marchas casi semanales que gremios u organizaciones sociales encaran sir más
lejos contra la figura del jefe de Gobierno porteño ("Andate Macri, la p...q te
p... "/ "Macri, basura, vos sos la dictadura", suelen retumbar asiduamente en
Avda. de Mayo, a metros de Plaza de Mayo).
Concebimos que la mayor parte de la ciudadanía
crítica del accionar K tiene claro el ineludible deber constitucional que debe
cumplimentar la presidente en el sentido de finalizar su mandato en
diciembre de 2015 y entregar la banda a un sucesor democráticamente
elegido.
+ A diferencia de las marchas junto al devenido
en falso ingeniero J.C.Blumberg en los albores del kirchnerismo como fuerza de
gestión nacional y de la conflictividad con el campo en 2008, las quejas de los
reclamantes de hoy devienen de múltiples motivaciones y no una
única demanda.
* El mensaje más fuerte de protesta
naturalmente fue dirigido hacia la primera mandataria y su gestión de gobierno.
Sin embargo, la oposición no debería festejar demasiado. Las muchedumbres salen
a la calle en vista a que no encuentran forma de canalizar institucionalmente
sus consignas e idearios a través de los partidos políticos.
No es otra cosa que la tan mentada crisis de
representatividad, profundizada en 2001, que está lejos de haber sido superada.
No es por ahora el "que se vayan todos", no. Hoy no está con nosotros, pero cabe
advertir que bien puede estar esperándonos a la vuelta de la
esquina.
Esta oposición inconsistente hoy no está en
condiciones de poder capitalizar ni ponerse al frente de los "indignados" del
13S. Sí en todo caso de, transitoriamente, recibir votos de
ellos, una mera delegación de poderes prestados y que será
atentamente fiscalizada.
* Si bien están las quejas airadas por el estilo
K y la corrupción, seguramente el 13S no hubiera sido exitoso
como resultó sin un escenario económica en declive como transfondo, con una
actividad al menos en franca desaceleración y con una inflación creciente como
disvalor agregado. Mientras la economía marchaba bien, "la gente está abstraída
comprando de shopping" es una figura repetida empleada entre consultores
políticos. Hoy, las cosas son diferentes y generan escenarios y reacciones
diferentes.
* Los ataques del kirchnerismo a la clase media
son un despropósito en sí mismo. Aún así, creemos que como nos lo ha
señalado Carlos Germano en nuestro ciclo de Radio
Cultura, Construcción plural, ”el ADN (K) no se cambia. Pero
hay respuesta (agresiva) en las palabras respecto a las manifestaciones del
13S, pero en los hechos sí el Gobierno puede cambiar
algo”.
Queremos en definitiva significar que si
bien no hará modificaciones medulares -la presidente no anunciará en el mediano
plazo formalmente su disposición a no aspirar a su eternización en el
poder (tampoco lo contrario) ni obligará a su vicepresidente Amado Boudou a
dimitir al cargo- sí podrá operar cambios cosméticos, sí se cuidará más en el
uso y abuso de la cadena nacional, sí tratará de transmitir mayor preocupación
por la inseguridad, etc etc.
De
hecho, en sus dos cuidadas alocuciones post 13S de la semana
que acaba de finalizar, CFK no empleó la cadena nacional, lució más
moderada, salió a mostrar gestión y no a "cruzar" los reclamos, casi como
elevándose por sobre la conflictividad, a diferencia de su reacción en medio de
la puja con el campo en 2008 (recordar su alusión de entonces por ejemplo a los
"piquetes de la abundancia"). Claro que el trabajo sucio
discursivamente hablando ya lo había encarado su nobel jefe de Gabinete, Juan
Manuel Abal Medina. Sólo alguna que otra figura aislada del universo oficial
tomo nota y se mostró amplio, cauto y plural, entre las cuales sobresalió la
diferenciación que con habilidad ejerció el gobernador y precandidato
presidencial Daniel Scioli.
Nótese también que desde el
13S no ha habido mención alguna de la dirigencia K a la re
reelección. Frizar la cuestión, seguramente debe haber sido la orden que la
presidente bajó a su gente.
Decíamos despropósito ya que las
descalificaciones a la clase media resultan insostenibles: la clase media es al
menos el 65% de la sociedad argentina. Como bien lo ha señalado el sociólogo
Eduardo Fidanza, "hay una retirada
del apoyo de sectores medios al Gobierno nacional. Los sectores medios fueron
importantes para llegar al 54%".
En
esta línea, resultan casi grotescas las tesis oficialistas en el sentido de que
ninguna de las personas que salió a manifestarse el 13S ha sido
votante de CFK.
Decimos además despropósito porque quienes
censuran desde el poder el obrar de la clase media no son pobres
precisamente, no están debajo de dicha clase en la escala social, sino más bien muy por encima. Desde la presidente actual al
su extinto esposo ex primer mandatario patagónico, llegando a ministros, hay
muchos millonarios entre el elenco ministerial
K.
*
Más que reacciones destempladas por corporizar contramarchas cual Plaza del Sí
ideada por Bernando Neustadt para Carlos Menem, el Gobierno parece haber más
astutamente haber desensillado hasta que aclare y en todo caso jugar al efecto
Blumberg... esto es, que las protestas se vayan diluyendo y desgastando con el
paso del tiempo . Y eso pese a que para un régimen de tipo populista como el que lidera CFK, el volver a
perder el control de la calle como aquel 2008 de la lucha a cara de perro con el
sector agrario, no es un hecho menor, afecta directamente su línea de flotación.
En búsqueda de cierta mayor solidez institucional, una
disputa en términos de marchas y contramarchas callejeras no supone
precisamente un escenario muy auspicioso.
En
este marco, promover una nueva demostración callejera opositora un día cercano
-ya sea antes de fin de mes o el 01.10.12- no sería más que abusar del recurso
que como preciado de tal deberían cuidar los "indignados" y no hacerle el juego
a los K. No es un dato
menor que para contrarrestar numéricamente el 13S el
kirchnerismo no cuenta ya con las huestes de Hugo Moyano. Al contrario, no se
debería descartar que en sintonía con un 2001 donde "clase media & piqueteros" fueron aliados callejeros, el 2012/3 vea una articulación de hecho
quizás no explicitada entre la "clase media & el gremialismo
moyanista".
* Resultan
sorprendentes algunas declaraciones provenientes del kirchnerismo en el sentido
de que "se pudo marchar libremente" y "no se reprimió a los críticos", como si
ello fuera una generosa concesión monarcal de quienes ostentan transitoriamente
el poder del Estado.
* El 13S no fue promovido ni
por la dirigencia opositora ni por los Medios críticos ni por el Grupo Clarín,
el ex socio K que comanda Héctor Magnetto. Sí a TN y Canal 13 les valió la
cobertura amplificada de las protestas, ninguneadas o directamente borradas por
medios adiktos, ya fueran estatales o paraoficiales. Una vez más, la Ley de
Medios -lejos de la declamación oficial de buscar sumar pluralismo de voces-
pareció ostentar que su fin real es corporizar un monopolio del relato, con eje
en acallar /silenciar o invisibilizar a los crecientes críticos a la gestión K.
+ Creemos que no hay lugar para la re reelección
presidencial. Pese a ello, el oficialismo pulseará un poco con ello como forma
de "evitar" el síndrome del Pato rengo. Es por ello que la jefa de Estado bajo
esta lógica no puede permitirse explicitar su resignación a un tercer mandato
consecutivo y su voluntad de no forzar la Constitución nacional. No hay además
formas de reforzarse políticamente para CFK. En este marco, más allá de una
economía que no volverá ser lo que fue y del desgaste popular por el ejercicio
del poder, etc. no habrá además otra muerte para reavivar la llama de una
pretendida épica con una líder golpeada, abnegada y sacrificada por su pueblo.
+ El riesgo latente de una mayor polarización
social así como el de una profundización de la falta de representatividad
política como instancia de reclamo ciudadano son elementos en juego subyacentes
poco virtuosos de esta hora en la dinámica política argentina.